Cienfuegos.-Era una niña aplicada, estudiosa y responsable con sus deberes, y siempre soñó con ser universitaria, graduarse, tener una profesión y servirle a la sociedad.
Así lo evoca, en su conversación con Granma, la miembro del Comité Central y primera secretaria del Partido en la provincia de Cienfuegos, Marydé Fernández López.
Similares características posee, dice, su hija Mariángel, de 18 años, por quien manifiesta sentir un infinito orgullo. «Acaba de obtener la carrera de Microbiología en la Universidad de La Habana. Y, al compartirlo, se me aprieta el corazón, porque la mía es de esos niños que uno no ha podido atender todo cuanto quisiera, debido a las responsabilidades», afirma con voz entrecortada.
Marydé Fernández sabe repartir amor. De ello dan fe los centenares de cienfuegueros con quienes interactúa cada semana, en cualquier parte, y que reconocen sus maneras tiernas. Pero ellas no le impiden, en ningún caso, señalar todo lo negativo y conminar a revertirlo de inmediato.
«No hay que gritar para poder decir lo que uno quiere, las personas lo entienden, todo y bien, cuando se les habla en el tiempo y en el lugar oportunos. Una sonrisa vale mucho; así como razonar, conversar, entender, poner una mano en el hombro, pensar de forma semejante a ese que está junto a ti».
La suya es una prédica antigua, desde que muy joven comenzara a transitar por responsabilidades de primer orden en la Unión de Jóvenes Comunistas; y luego, también, en calidad de primera secretaria del Partido en los municipios de Abreus y Cienfuegos; y de la provincia a partir de 2021.
La Licenciada en Derecho, de 45 años, se crio con una abuela y una madre que le prodigaron el valor supremo de la ternura, de los afectos. Su familia actual, que, según refiere, es muy pequeña (su hija, su madre Bárbara, y el esposo Evelio), defiende y observa similar línea.
Confiesa que a los tres les debe mucho, sobre todo que le comprendan la ausencia de tantas horas de la jornada, lo cual ella intenta contrarrestar aprovechando al máximo cada momento de la necesaria unión familiar.
En sus discursos, breves pero muy emotivos, la aún joven dirigente cautiva al receptor a través de palabras que apelan a la razón, pero además a la emoción, al sentimiento. No faltan las imágenes literarias; tampoco un lirismo poco usual en tales acciones políticas. «Pienso que la cultura, la poesía y el arte, en una tierra como Cuba, deben figurar en todo cuanto uno hace, porque generan sentimientos».
Marydé Fernández cree firmemente en la juventud y que la continuidad radica en el intercambio con ella. Defensora del trabajo en equipo (su Buró del Partido, afirma, está integrado por personas formidables, a quienes siempre escucha), apuesta sin dudar «por la dirección colectiva, tomar las decisiones entre todos, que es cuanto genera los resultados de cada día, pues nadie puede creerse el ser omnisciente que nunca será».
Y justo de dicho trabajo depende, en buena medida, la observancia, en el territorio, de las ideas, conceptos y directrices del 8vo. Congreso del Partido. «Lo primero que estamos haciendo es fortalecer la vida interna de la organización para poder tener mejor vida externa.
«En lo externo hay varios asuntos en los que hemos estado trabajando con intensidad en los últimos tiempos, como el aseguramiento político a las 63 medidas para impulsar el desarrollo agropecuario de la provincia. Ya se aprecia el resultado en nuestras placitas y mercados, con una variedad de productos no existente antes, aunque todavía, en algunos casos, con la insatisfacción de los precios altos. También se respira un ambiente diferente en nuestros productores.
«Es importante, asimismo, el aseguramiento para salvar la industria azucarera, y lo principal en tal sentido es cumplir el plan de 70 000 toneladas (la provincia, ya a más del 85 %, debe honrarlo); para respaldar la Política de la Vivienda (Cienfuegos fue el único territorio en asegurar el compromiso de 2021), o el programa materno infantil: con cero mortalidad materna e infantil este año».
Nuestra interlocutora no descansa un segundo para garantizar estos u otros múltiples objetivos. En entrevista publicada en 2007, Marydé Fernández decía que ella «se cargaba con el sol», para explicar cómo era capaz de hacer tanto, durante las 24 horas del día. Hoy, tres lustros después, esa virtud sigue intacta.