Más de once millones de peruanos amanecieron este martes con un toque de queda y bajo la ley de estado de emergencia, con la implicación de que la policía puede ingresar a los domicilios y hacer detenciones sin orden judicial, suprimiendo los derechos ciudadanos.
Frente a las protestas sociales acaecidas en Perú, el toque de queda fue anunciado por el presidente Pedro Castillo minutos antes de la medianoche del lunes, mientras prevaleció desde las dos de la madrugada hasta las 23:59 de este martes.
En cumplimiento de los compromisos del Gobierno durante la mesa de diálogo realizada en Huancayo, desde hoy, se ha dispuesto que las gasolinas y gasoholes de 84 y 90 octanos y los tipos de diésel, esten excluidos del Impuesto Selectivo al Consumo hasta el 30 de junio. (1/2)
— Pedro Castillo Terrones (@PedroCastilloTe) April 3, 2022
De acuerdo a lo informado por Página 12, ante las críticas emitidas por varios sectores y las protestas en las calles contra las medidas represivas, Castillo anunció en el Congreso el levantamiento del toque de queda. Sin embargo, no se refirió al estado de emergencia.
«Decretar el estado de emergencia e imponer un toque de queda fue la fallida respuesta del gobierno a las protestas sociales contra el alza de precios, fundamentalmente combustibles y alimentos, que derivaron en violencia, bloqueos de carreteras y algunos saqueos. El efecto fue como arrojar gasolina en el fuego de las protestas sociales» argumentó el medio de prensa.
En distintas zonas del interior del país ocurrieron actos de violencia y saqueo. No obstante, el estado de emergencia y toque de queda se decretaron para Lima y Callao, provincia portuaria que está territorialmente unida a la capital peruana, donde no ocurrieron hechos de violencia.
Por su parte, con la afirmación de contar con informes de inteligencia que indicaban que se preparaban actos de violencia y saqueos en la capital para este martes, el gobierno justificó esa decisión, aunque no ofreció detalles de esos informes.
Miles de personas salieron a las calles el martes, a pesar del toque de queda. En barrios acomodados y de clase media hubo movilizaciones contra el gobierno, exigiendo la renuncia de Castillo.
Un cordón policial detuvo a los manifestantes que llegaron hasta una cuadra del Congreso, donde se realizaba una reunión de Castillo con un grupo de legisladores. Debido a la escasa convocatoria, hasta el momento las movilizaciones para exigir la renuncia de Castillo promovidas por la derecha golpista habían sido un fracaso. Sin embargo, la declaratoria del estado de emergencia y el toque de queda se convirtieron en un catalizador que empujó a muchos a sumarse a esas movilizaciones.
Con la justificación de que las cuestionadas medidas tomadas por su gobierno eran para «proteger a la población», en la tarde del martes, Castillo fue al Congreso con algunos de sus ministros para reunirse con la directiva del Parlamento y los voceros de las distintas bancadas.
Más tarde, retrocedió y anunció que el toque de queda quedaba sin efecto «desde este momento». Luego de este anuncio, la violencia que había tomado las calles del centro de Lima no cedió. El fujimorismo y la agrupación ultraconservadora Avanza País no participaron de la reunión de congresistas con el presidente. Su agenda excluyente es el golpismo parlamentario.
Las manifestaciones que se realizaron el martes en #Lima, capital de #Perú contra el toque de queda decretado por el Gobierno del presidente @PedroCastilloTe, dejaron un saldo de 11 personas heridas, informó una fuente oficial https://t.co/lmGFWGHnCZ
— teleSUR TV (@teleSURtv) April 6, 2022
Los cuestionamientos de la derecha a medidas represivas evidenciaron un doble discurso y su interés de utilizar la crisis social y los errores del gobierno en su respuesta a esta crisis para abonar en sus acciones desestabilizadoras buscando la caída; si bien antes había demandado y aplaudido dichas medidas para enfrentar las protestas sociales, las que siempre ha criminalizado y ahora dice respaldar.
Castillo ha perdido apoyo en sus aliados de izquierda y las movilizaciones pidiendo su renuncia han congregado una cantidad de manifestantes que antes no había podido reunir, lo cual lo deja más vulnerable ante los embates de la derecha.