Por: Pablo Rodríguez
La pandemia no ha terminado, y para muestra Shanghái. La ciudad más grande de China está siendo golpeada de nuevo por el coronavirus, y las autoridades locales han decretado el confinamiento de sus 26 millones de habitantes. Unas medidas que han llevado a varias empresas de la urbe a adoptar una solución de urgencia llamativa: colocar camas en oficinas y fábricas o alquilar habitaciones en hoteles cercanos para alojar a sus empleados y que la actividad económica se mantenga sin desobedecer las restricciones para frenar la nueva ola, según informa Quartz.
Como en los Juegos Olímpicos. Esta estrategia para frenar los contagios es similar a la adoptada por las autoridades chinas durante los JJOO de invierno de Beijing, en los que se diseñaron circuitos cerrados alrededor de hoteles y recintos deportivos conocidos como burbujas para asegurarse de que los posibles contagios sólo se extendiesen por un círculo limitado y controlado de personas.
Camas en la fábrica. Así, son varias las empresas que han decidido colocar camas en sus instalaciones, y no sólo chinas. La estadounidense GE Healthcare, que fabrica productos sanitarios, ha decidido incorporar espacios para dormir en sus fábricas de Shanghái para continuar con la producción, y lo mismo han hecho la farmacéutica alemana Boehringer-Ingelheim y diferentes compañías lácteas y del sector automovilístico de la gran metrópoli china, según informan medios locales.
También en las oficinas. Pero las fábricas no son las únicas que han tomado estas medidas para mantener su actividad. Tanto comercios como empresas financieras han adoptado resoluciones similares para proseguir con su trabajo, como el fondo de inversión Zhong Ou Asset Management, según informa Bloomberg. En el caso de esta empresa, los empleados que pernoctan en las oficinas perciben un bono de 300 dólares extra al día. Del resto de compañías no hay información al respecto.
Otras medidas. Trasladar temporalmente la residencia de los trabajadores a fábricas y oficinas no es la única medida que han tomado las empresas que operan en China para mantener su actividad durante la nueva ola de contagios, aunque desde luego es la más llamativa. Otras compañías han optado por desviar la producción a zonas no afectadas y pagar horas extras para aumentar la actividad en ellas, alojar a sus trabajadores en hoteles o permitir que los empleados con test negativos que vivan cerca de las instalaciones continúen trabajando.