Con problemas que van desde la falta de medicamentos y la mala y escasa alimentación, hasta el déficit de productos para la higiene, las prisiones cubanas se hunden en una crisis sin solución a la vista, denunciaron este miércoles a Radio Televisión Martí presos del 11J y sus familiares.
“Les quitan el alimento a los presos para llevarse el sancocho los guardias; aquí hay hombres que recogen sobra por la necesidad y el hambre que están pasando”, señaló desde el penal provincial Nieves Morejón, en Sancti Spíritus, el preso del 11J Roberto de los Ángeles Piloto Rodríguez.
El líder de la Unidad Camagüeyana por los Derechos Humanos, el preso político Virgilio Mantilla Arango, actualmente cumpliendo tres años de cárcel en la prisión de Kilo-9 por el presunto delito de “daños a la propiedad”, hizo una denuncia similar.
“La alimentación es asquerosa y reducida al máximo, para poderle darle sancocho a los puercos, porque en Cuba todas prisiones tienen cochiqueras para la cría de cerdos para el consumo de la guarnición. No hay toallas, sábanas; no hay avituallamiento, tampoco hay medicamentos”, enfatizó el opositor.
El periodista independiente Jorge Bello Domínguez, condenado a 18 años de cárcel por su participación en las masivas protestas populares en el poblado de Güira de Melena, está en el penal Combinado del Este, es diabético y necesita inyectarse insulina dos veces al día, cuenta su madre Martha Domínguez.
“Los medicamentos se los tuve que llevar yo, insulina y jeringuillas, porque no las había tampoco en la prisión. Las compré en el mercado negro. Y la alimentación que le dan a los presos allí es para consumo animal, no para personas”, concluyó.
La situación higiénica en el penal de mujeres La Belloté, en Matanzas, es crítica, advierte Armando Abascal, padre de la Dama de Blanco Sissi Abascal, condenada del 11J recluida en ese penal.
“Tuvimos que llevarle a nuestra hija un haragán y una escoba, porque realmente no tienen recurso alguno en el penal para limpiar el cubículo donde ellas viven”, destacó Abascal.
Es muy compleja la situación para los reclusos y familiares en las diferentes prisiones de la provincia de Holguín, informó el activista Ramón Zamora.
“En medio del desabastecimiento en el país, la familia de los presos es quien tiene que suministrar desodorante, pasta dental, jabón y los alimentos, y así están repletas las prisiones con todas las carencias existentes” entre la población, argumentó Zamora.
Yaila Prieto La Rosa, esposa de Juan Emilio Pérez Estrada, quien cumple 21 años de sentencia en la prisión Combinado del este por el delito de “sedición”, corrobora lo afirmado por Zamora.
“Las condiciones son pésimas, las chinches se están comiendo vivo a los presos, y la comida que le ofrecen está muchas veces en estado de descomposición. Tenemos que llevarle hasta lo más mínimo”, contó la esposa de Pérez Estrada.
Regla Burunate, esposa de Francisco Rangel Manzano, condenado en el poblado de Colón por su participación en las protestas populares del 11 de julio, y ya cumpliendo condena en el centro penitenciario Combinado Sur de Matanzas, señaló: “Yo tengo que salir a buscar todas las cosas, incluida la comida, que muchas veces no la dejan entrar al penal. Es una situación muy difícil”.
Y desde el poblado de Banes, en Holguín, William Tamayo describe la situación de los penales Cuba Sí y la Prisión Provisional Provincial.
“Allí desde hace mucho tiempo obligaban a los reclusos a forzar que sus familiares les trajeran escobas, haraganes, sábanas y toallas, y si los familiares no cumplían con esto, las autoridades de esos penales les suspendían la visita y el pabellón a los reos, y esto todavía se está haciendo en Cuba Sí y la Provisional”, aseguró el activista.