Hay libros que tienen que reproducirse muchas veces. Tal es su valor que parecen hablarle al que se les acerca. Quien los tiene bajo su techo, los cuida y guarda, como se conservan las joyas más preciadas. Quien no los posee va en su búsqueda y se hace acompañar por ellos en la vida, como si su contenido tuviera el don de hacerlos dichosos.
De tal suerte gozan los dos tomos de José Martí, páginas escogidas, uno de los textos seleccionados por el Instituto Cubano del Libro para celebrar el Día del Libro Cubano, como cada 31 de marzo, por ser esta la fecha en que quedó constituida en 1959 la Imprenta Nacional, con la que se les permitía a millones de cubanos acceder a la lectura.
La Plaza de Armas, que no pocos sienten, a fuerza de ser escenario propicio para la literatura, plaza también de libros, acogió la presentación, a cargo del doctor Eduardo Torres-Cuevas, director de la Oficina del Programa Martiano, y de Silvia Águila Fonseca, especialista principal del Centro de Estudios Martianos (CEM).
Con tres ediciones previas, las Páginas escogidas –una selección y compilación del poeta y ensayista Roberto Fernández Retamar– ven la luz ahora por la editorial del CEM, cuando Cuba y el mundo se preparan también para conmemorar el aniversario 170 del natalicio del Maestro, en enero del próximo año.
Más oportuno de lo que habitualmente resulta divulgar el pensamiento del Apóstol, será entonces, en esta ocasión, volver a esta selección, escudriñada por un ferviente martiano, que agrupó en un primer tomo «lo esencial de su pensamiento político» y en el segundo «al Martí íntimo», en una entrega en la que se aprecia al hombre íntegro, que sufre, lucha y eleva su estatura.
Dos prólogos acompañan la edición de lujo que acaba de presentarse. Uno del propio Retamar –Martí en su (tercer) mundo–; otro, del doctor Pedro Pablo Rodríguez, también martiano profundo, titulado El difícil arte de compilar a Martí. En él apunta:
«Páginas escogidas es una de las primeras recopilaciones de escritos martianos, abarcadora de las variadas facetas del Maestro, luego del triunfo de la Revolución». Y sobre el texto introductorio de Retamar, asegura que «su pretensión es evidente: convencer de la necesidad de leer a Martí con profundidad para entender nuestras raíces cubanas, latinoamericanas, humanistas y transformadoras; asumir ópticas originales apropiadas a nuestras tierras y a aquel presente, defender nuestros principios y nuestra soberanía frente al imperialismo denunciado por Martí».
Vayamos juntos todas las veces necesarias a este exquisito resumen. Martí nos mejora, nos da las respuestas, nos sustenta.