Vivimos otra oleada migratoria de cubanos hacia los Estados Unidos. Así lo confirman los datos del recién publicado informe de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estadounidense (CBP)1. Según esta organización, en los tres primeros meses de 2022 han arribado a las fronteras de ese país 47,431 personas de origen cubano, volumen ligeramente superior a todos los que llegaron en Año Fiscal 2021:
Solamente en el mes de febrero del presente año se contabilizaron 16,657 personas de origen cubano que arribaron a Estados Unidos y, en su inmensa mayoría, a través de la frontera con México (alrededor de 99%). El acumulado por años fiscales muestra la siguiente tendencia:
Se ha constatado, además, el incremento de la emigración por mar con relación a momentos anteriores y, aunque no se iguala al volumen registrado durante los años correspondientes al proceso de normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos (2014-2017), la tendencia es a su incremento, según información de la Guarda Costera de Estados Unidos.2
Con relación a los flujos migratorios que arriban por la frontera terrestre México-Estados Unidos y gracias a la información a través de relatos y entrevistas que ofrecieron a la autora de este texto migrantes en su travesía hacia Estados Unidos, podemos saber que se trata de personas que viajan con miembros de su familia y/o con amigos; hacen uso de “polleros”/“coyotes”3 o personas de confianza que los ayudan a llegar con éxito a la frontera con Estados Unidos; y en la inmensa mayoría de los casos el itinerario migratorio para “cruzar la línea”4 ha implicado atravesar varios países e, incluso, medio mundo y mucho tiempo.
La diversidad de trayectorias se explica por el momento en que se decidió migrar; los “capitales” o “activos” económicos, sociales y de información con los que se cuenta; y las restricciones de entrada a otros estados, esclusa fundamental a vencer después de la eliminación de los permisos de salida para la inmensa mayoría de los cubanos tras la reforma migratoria de 20125. Así, la complejidad del viaje se relaciona estrechamente con el dinero, información y redes con los que se cuenta; el país que posibilita el inicio del recorrido; el número de fronteras a vencer; y todo un rosario de retos y escollos que incluyen, desde la geografía, hasta las condiciones políticas, sociales y humanitarias de los territorios por los cuales se transita.
Como es ampliamente conocido, la imposibilidad de acceder a Estados Unidos legalmente desde Cuba debido al cierre de su Embajada en la Isla durante la administración Trump, las enormes dificultades de realizarlo a través del mar después de los acuerdos entre ambos países en 19946, y las crecientes dificultades para obtener el visado en las naciones más cercanas a las fronteras con Estados Unidos7, ha impulsado la diversificación de recorridos para arribar, más tarde o más temprano, a tierras estadounidenses. Así, muchos cubanos viajan a países de América del Sur como Ecuador, Brasil, Chile o Uruguay para iniciar una “larga marcha” llena de peligros y escollos; atraviesan naciones abiertamente hostiles con la migración cubana irregular, como Panamá y Nicaragua; o inician la travesía por la lejana Rusia, que no exige visado a los insulares pero en cuyo periplo se incrementan sustantivamente los costos y problemas asociados a la distancia a recorrer, sin mencionar la existencia de acontecimientos que pueden tomar por sorpresa a la migración en tránsito, como es el caso del conflicto bélico entre dicho país y Ucrania el cual, lamentablemente, es sufrido por muchos compatriotas cubanos en estos momentos8.
En esas complejas y dilatadas travesías, los migrantes insulares hacen uso de “polleros” o “coyotes”, personas que forman parte de la trama del desplazamiento humano entre fronteras, los cuales pueden viabilizar o tronchar el camino, en dependencia de la información, el dinero o la suerte con los que se cuenta. Una vez vencido el complicado ajedrez de inseguridad, vigilancia y corrupción al cual se enfrenta la migración en esos peligrosos senderos, los cubanos arriban a la frontera con Estados Unidos y, a diferencia de momentos anteriores cuando tuvo lugar la derogación de la política “pies secos, pies mojados” o la puesta en marcha del Programa “Quédate en México”, los cubanos que llegan a territorio estadounidense de manera irregular gozan de un período de tolerancia. Como se constata en las vivencias de los migrantes recién llegados este año y con base en la información que proporciona el gobierno norteamericano, se espera que la solicitud de asilo sea cada vez más fácil y expedita.9
Estados Unidos lleva varios años incumpliendo el acuerdo de otorgar 20 000 visas anuales a cubanos residentes en la isla. En septiembre de 2017 se anunciaba un cierre casi total de la Embajada de EEUU en La Habana que aún permanece, pese a los anuncios de una reapertura paulatina. El programa de reunificación familiar se encuentra paralizado.
La imposibilidad de acceder a una emigración legal, aunado al deterioro sostenido de las condiciones de vida en la Isla y las “limitaciones para integrar creativamente las diferencias políticas y generacionales”, como expresa una de las migrantes entrevistadas a su paso por México, más el trato privilegiado para la emigración ilegal de los cubanos en EEUU, puede indicar que, en los próximos meses, sobrevenga un significativo volumen de compatriotas hacia “la línea migratoria” más importante del mundo: la frontera entre el Norte de México y el Sur de los Estados Unidos.
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Notas:
1 Disponible aquí, consultado el 17 de marzo de 2022.
2 Según esta organización, tuvieron lugar 838 interdicciones en el año fiscal 2021 y 800 en lo que va de 2022, en contraste con las 49 que tuvieron lugar en 2020 y las 313 ocurridas en 2019. Ver aquí al respecto.
3 Ambos términos hacen alusión a las personas que gestionan y viabilizan, a cambio de dinero, el tránsito por el territorio de un Estado de personas en situación irregular o que son consideradas ilegales.
4 Así es conocida también la frontera entre México y Estados Unidos.
5 El 16 de octubre de 2012 se reformó y aprobó, por el Decreto-Ley No. 302 del Consejo de Estado de la República de Cuba, la Ley de Migración. Entre las principales modificaciones implementadas destacó la eliminación, salvo en casos específicos, de las restricciones a las salidas del país, vigentes desde los inicios de la Revolución Cubana.
6 Como parte de las negociaciones entre Cuba y Estados Unidos a raíz de la “Crisis de los Balseros” de 1994 se suscribió un acuerdo migratorio binacional que, hasta la actualidad, sigue en vigor y postula, entre otras acciones, el compromiso de devolver a todo cubano que sea capturado en alta mar para desincentivar la migración ilegal. Ver al respecto, Ruth Ellen Wasem, “Cuban Migration Policy and Issues”, CRS Report for Congress, January 19, 2006, disponible aquí, consultado el 17 de marzo de 2022.
7 “SRE abre investigación por venta de citas en embajada en Cuba”, en López Doriga Digital, 26 de marzo de 2022, consultado el 26 de marzo de 2022.
8 Ver al respecto, “Cubanos varados en Rusia, Bielorrusia y Ucrania en plena Guerra”, en DimeCuba, 14 de marzo de 2022, consultado el 17 de marzo de 2022.
9 Este 29 de marzo se publicó una reforma a la política migratoria (entrará en efecto 60 días después) con el objetivo de agilizar el proceso de otorgación de asilo en frontera, según algunos informes ya se están tomando acciones para liberar de las cárceles migratorias a personas de ciertas nacionalidades, como los cubanos, nicaragüenses, venezolanos y colombianos. Ver al respecto, Callie Patteson, “DHS orders Cuban, Venezuelan, Nicaraguan, Colombian migrant release: report”. 24 de marzo de 2022, consultado el 25 de marzo de 2022.