Las tiendas controladas por el Estado y los militares cubanos en moneda libremente convertible (MLC), en las que se vende, solo en divisas, alimentos, artículos de aseo y otros productos de primera necesidad, son desde 2020 motivo diario del descontento social en Cuba.
Ni las múltiples campañas en redes sociales, ni los análisis de expertos, ni las advertencias de la mayoría de la población de que estos establecimientos son algo inalcanzable, han convencido a las autoridades cubanas de poner fin a esta red comercial, calificada de discriminatoria.
La huelga de hambre de varios activistas del Movimiento San Isidro en noviembre de 2020, conocida como el “Acuartelamiento en San Isidro”, tuvo entre sus tres reclamos el fin de las tiendas MLC.
“Nosotros no tenemos dólares americanos. En Cuba desde 1915 hay peso cubano y hay moneda nacional, que prácticamente abre la República con una moneda nuestra. No pueden vendernos en una moneda que es una moneda extranjera y esa la demanda del día de hoy a una acción, una reacción y seguimos escalando”, declaró entonces a Radio Televisión Martí la profesora e investigadora Omara Ruiz Urquiola, una de las protagonistas de la protesta.
También durante las manifestaciones masivas del 11 de julio de 2021, varios comercios en divisas en fueron blanco de la ira de los cubanos, hartos de que el Estado les venda productos esenciales en tarjetas recargadas en euros, dólares u otras divisas fuertes a las que no tiene acceso la mayoría de la población.
El descontento persiste, como afirmaron el viernes a Radio Martí varios cubanos residentes en la isla.
“Muchas personas sí tienen posibilidades de ir allí a comprar ¿y los demás de la población? (…) Los que no tenemos MLC, vemos las cosas y no las podemos obtener. Los niños pasan por las tiendas y ven los dulces, ven esto, ven lo otro y tampoco”, declaró la activista Maritza Concepción, residente en Guanabacoa, La Habana.
Desde la creación de los comercios en MCL, las autoridades cubanas prometieron que sería una medida transitoria pero Alejandro Gil, viceprimer ministro y ministro de Economía y Planificación de Cuba, ha dicho que es una medida imprescindible: “Tenemos que mantenerla en tanto la economía no logre un nivel de recuperación y no le damos a nuestro peso cubano un verdadero poder de comprar”.
“Esto desde lo más hondo de nuestros sentimientos, no persigue absolutamente ningún objetivo de humillar a la familia cubana, de herir a nuestros niños, de herir a nuestras madres, de que nosotros lo que pudiéramos hacer en una moneda lo hacemos en otro en la cual no pagamos los salarios”, dijo el funcionario.
La activista Lizandra Rivera, residente en Santiago de Cuba, lamenta que estas tiendas lejos de eliminarse han ido en aumento.
“Porque ellos primero abrieron como cinco tiendas en MLC; luego quedaron unas cuantas en moneda nacional. Bueno, de esas que quedaron, aquí, en lo que es el mismo Santiago, sólo quedan dos tiendas, todas las demás, las pasaron a MLC”, declaró.
El ministro Gil también ha dicho que, de no haber existido las tiendas en moneda libremente convertibles, la situación económica del país sería más compleja.
Este razonamiento fue criticado por el periodista y activista Boris González Arena, quien desde La Habana dijo a Radio Martí: “Eso es como los nazis que, probablemente cuando los tiempos de los crematorios, decían que, si no fuera por los campos de concentración la situación con los judíos hubiera sido mucho peor. No me cabe la menor duda de que para él (Gil) es así como él dice”.
[Incluye entrevistas realizadas por Ivette Pacheco]