Una anciana cubana se quejó en las redes sociales del mal servicio recibido en el hospital Fructuoso Rodríguez de La Habana, donde le colocaron una prótesis de cadera incompleta.
En una publicación de Facebook este lunes, Olga Damas explicó que no le informaron en el momento sobre este mal proceder que ha provocado todo tipo de molestias e irritación a ella tanto como a los vecinos que se apiadaron de su situación.
Al respecto, dijo que tras recibir el alta estuvo sola en su casa “sin protección social” hasta que fue “recogida por unas amistades”. “Estoy tirada en una cama, sin sillón ni nada, y sin recibir una respuesta a pesar de las gestiones en el Fructuoso para dar solución a mi problema”, declaró.
“¿De qué potencia médica se habla? (…) Cuestionemos menos al mundo y arreglemos lo nuestro”, concluyó Olga, que acompañó su reclamo con una foto donde se la ve postrada en la cama.
En los últimos años, las redes sociales y los medios independientes han reportado casos de personas de la tercera edad que subsisten en la isla en situaciones de extrema vulnerabilidad.
En julio de 2021, Bárbara Echemendía compartió con ADN Cuba un suceso trágico que embargó a su familia: su madre, olvidada en un hospital de Ciego de Ávila, murió sin atención médica.
El propio gobierno reconoce que hay escasez de medicamentos, pero los cubanos agregan la ruina de las instalaciones hospitalarias, la negligencia del personal médico y la falta de equipos como ambulancias.
En enero de 2021, Nayelis de Jesús Montalvo Hernández murió de un paro respiratorio sin que pudiera llegar a un hospital porque no había una ambulancia equipada para hacerlo en el municipio matancero Colón.
Pero los casos de Nayelis y Yamilian no han sido los únicos. Por ejemplo, irregularidades en este servicio en Holguín provocadas por la falta de combustible en la provincia, hicieron que los pacientes y sus familiares recurran cada vez más al transporte privado (no especializado) para solucionar sus urgencias.
El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) denunció el caso de un anciano de 98 años, que en Guantánamo debió esperar al menos una hora para que lo recogiera una ambulancia y lo trasladaran al hospital.