Producir es hoy un llamado transversal a toda la sociedad cubana. El Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, dejó claro, durante la visita integral a Sancti Spíritus, que era prioritario buscar todas las alternativas para que las empresas y las unidades de producción fuesen eficientes y generaran ingresos en beneficio de la comunidad y del país.
Una inversión de 2 307 229 pesos, enfocada en la reparación y el mantenimiento en la planta de arroz precocido perteneciente a la unidad empresarial de base (UEB) Molino Ángel Montejo, le permitirá al colectivo que allí labora sumarse al llamado del Presidente, después de que la planta estuviera sin alcanzar la capacidad total de procesamiento alrededor de 15 años, de los cuales estuvo parada cerca de ocho.
La reparación comenzó en 2020, al inicio de la pandemia, a raíz de una visita que realizara el vice primer ministro Jorge Luis Tapia Fonseca a la provincia. Entonces, la dirección de la empresa demostró la necesidad que había de revitalizar esa planta, lo que supuso un cambio estructural casi completo: se cambiaron la caldera y el cuerpo de vapor; el tacho de cocción se confeccionó nuevo, y se hicieron otras reparaciones que emplearon un tiempo prolongado; incluso fueron adquiridas en el exterior algunas piezas.
«La planta la revitalizamos porque era un renglón que en el país estaba prácticamente extinto –comenta a Granma Yariel Rodríguez Aquino, director de la unidad–. Hay buenas expectativas, aunque no podemos decir que tenemos un mercado sólido, porque lleva mucho tiempo detenida. El objetivo fundamental es captar divisas y así beneficiar la producción de arroz y comprobar su aceptación».
Esta es la única planta de arroz precocido que está en marcha en el país. Existieron otras que ya no tienen posibilidades de funcionar. Todas se instalaron por una iniciativa de Fidel, procurando la producción de un arroz mucho más nutritivo que el que estamos acostumbrados a ingerir.
DUDAS SOBRE EL ARROZ PRECOCIDO
El director de la UEB explica qué diferencia al arroz precocido del arroz blanco de consumo normado: «Es un producto con valor agregado durante el proceso industrial, en el que absorbe las propiedades que tiene el propio grano y adquiere un valor nutricional mejor que el arroz blanco de consumo.
«En algunos países el arroz precocido es de preferencia por el valor nutricional que tiene, y sabemos que en Cuba hay muchas personas que prefieren consumirlo en algunos platos como el arroz amarillo o el arroz congrí».
Huberto Gómez Valdivia, especialista eléctrico y encargado de la comisión de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores, refiere que para lograr el grano con la calidad requerida, primeramente se hace un proceso de clasificación muy estricto, luego viene el mojado del arroz, que dura alrededor de tres horas; se somete a vapor por 21 minutos, se desagua el grano, se espera un tiempo adecuado para que quede lo más seco posible y se somete a un secado brusco en un equipo especializado. Después se introduce en los silos de reposo alrededor de siete u ocho días, buscando que se homogenicen las temperaturas, ocurra la fijación del grano y pueda pasarse al proceso de molinado».
Rodríguez Aquino precisa que la diferencia del arroz integral, otra variedad procesada que se comercializa, es que, «aunque este último también contiene la capa nutritiva, dura muy poco tiempo, al no haberse conseguido estabilizarla. Por ello hay que consumirlo más rápido. Sin embargo, el arroz precocido mantiene esos nutrientes retenidos en el grano. Crece más y, a la hora de usarlo, es más fácil de cocinar porque absorbe muy bien el agua».
–¿Cuánto cuesta el arroz precocido?
–Es un poco más costoso que el arroz blanco, debido a que se somete a otro proceso industrial, pero el contenido nutricional que tiene le permite justificar ese valor en el mercado.
«El arroz precocido tuvo cierto rechazo porque de él se hizo un uso excesivo en la dieta de estudiantes, hospitales y otros centros estatales –comenta Humberto Gómez–; generalmente donde más mercado ha tenido es en el sector turístico para preparar platos especiales».
CAPTAR DIVISAS PARA CRECER
El arroz precocido es una oferta más de la producción de la Empresa Agroindustrial de Granos Sur del Jíbaro, del municipio de La Sierpe, aunque la UEB Molino Ángel Montejo se encuentra en la capital provincial.
La planta de esta UEB no tiene una capacidad de procesamiento muy grande, aunque sí es considerable. El costo de producción es alto, superior al del arroz blanco; pero a partir de la captación de divisas, objetivo fundamental señalado por el director de la unidad, se podrá retribuir la inversión.
«Tenemos que insertarnos, con ventas en formato pequeño, en el mercado de ventas online y de ventas minoristas en MLC. Al turismo se le vende en moneda nacional, para el consumo interno de los hoteles, aunque en el caso de algunos de estos y de las ventas en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, obtenemos un porcentaje de retorno en MLC», comenta Rodríguez Aquino.
Añade el especialista Gómez Valdivia que es muy importante un mercado en fronteras: surtir los barcos en el Mariel y el mercado hotelero, y ser efectivos en la sustitución de importaciones. «Este arroz se estaba importando en pequeñas partidas para el turismo, tanto de Colombia como de Brasil. Y si nuestra planta se llegara a consolidar y lograra un comercio seguro, incrementaríamos la producción con la entrada de la divisa para el recambio de piezas, fertilizantes, urea y otros servicios que se necesitan».
Según el director, Yariel Rodríguez, en dependencia de la necesidad y de la capacidad de producción podrán abastecer algunos nichos en moneda nacional.
También, declara Humberto Gómez, esperan llegar al hospital oncológico de La Habana y a ciertos sectores que requieren este arroz para suministrarlo a personas enfermas que necesitan una alimentación especial.
Esta UEB cuenta con 56 trabajadores y actualmente trabajan, de forma directa en la planta, tres obreros, más los dos auxiliares de la producción. Los mecánicos Francisco Cabrera y Leoneldo Pérez expresan satisfacción al poder contar prácticamente con una nueva fábrica, ya que hacía muchos años que estaba desactivada y no se podía producir: «Eso influye en el salario de nosotros», aclaran.
El director de la UEB precisa que, como promedio, sus trabajadores cobran alrededor de 3 200 pesos, lo que podría mejorar con la producción de la unidad, por eso está abocada a ser más eficiente.
«Esta instalación no usa petróleo para trabajar –agrega Humberto Gómez– sino combustible sólido a partir de que aprovecha la cascarilla de arroz. Por ese concepto, en el secado del arroz puede ahorrar hasta 109 toneladas de combustible al año. Además, las cenizas se utilizan en Refractarios Habana, en los altos hornos de la Antillana de Acero, y para construir ladrillos y otros elementos refractarios. La última ficha de costo que teníamos detallaba que se le ahorraba al país, al no importar esas cenizas, 600 dólares por tonelada».
Sin dudas es esta una industria que puede impactar positivamente en sectores de la economía local y nacional. Además, es una idea concebida por el Comandante en Jefe, basada en el cálculo nutricional de la dieta estudiantil y la de los hospitales. Se usó para el consumo de niños y adultos enfermos, incluso diabéticos, porque garantiza mejor digestión.
Yariel Rodríguez considera que ya se han ido comprendiendo más las virtudes del arroz precocido, y espera que la industria satisfaga ese interés.
