El señor Pedro Castillo, presidente de Perú, sabe que en Cuba hay una dictadura. No solo lo sabe, sino que la idea lo enamora.
Como cada presidente salido del populismo latinoamericano, eludió la pregunta que le hizo el periodista mexicano Fernando del Rincón, quién manejó muy bien la entrevista en su programa “Conclusiones” del canal CNN, y dejó en evidencia a un señor que no sabría defenderse si le preguntan quién sería su próximo ministro.
Si algo me queda claro, es que Latinoamérica va perdiendo, por goleada, la poca democracia que había recuperado en los últimos años. Eso sí, la justicia que quiero para mi país la seguiré exigiendo. Por eso escribí un hilo en Twitter respondiéndole, en mi condición de cubano, a Pedro Castillo. Lo que le dijo el presidente peruano a Fernando del Rincón fue, precisamente: “Bueno habrá que preguntarles a los cubanos”.
“Sombrero luminoso”, usted eludió la pregunta, pero aquí la respondo yo: sí, señor presidente, en Cuba hay una dictadura que se ha perpetuado, y eso se lo debemos también a actitudes como su ambigüedad.
Ojo, los cubanos no buscamos echarle en cara al presidente de Perú su posición respecto a la dictadura más longeva de América. Solo cuando un cubano logra liberarse de las mentiras que se cuentan en esta isla, y una vez que ha llegado a otro país, entiende que parte de la problemática cubana pasa por el posicionamiento ambiguo y cómplice que tienen los países latinoamericanos con respecto a la “revolución cubana”. Lo más terrible que veo en los casos como el del mandatario Pedro Castillo, es la perversión con la que tratan temas globales, como la situación crítica de Venezuela, Nicaragua y Cuba.