El próximo día 13 el Laboratorio Antidoping de La Habana cumplirá 21 años, en los cuales ha mantenido su acreditación, condición que se pierde si no cumple con los exigentes requisitos profesionales y éticos de las autoridades mundiales del dopaje. Su director, el máster en Ciencias Rodny Montes de Oca, conversó con Granma, a partir de la decisión de que ese centro, de 45 trabajadores –la mayoría mujeres y jóvenes en formación– pase a la estructura del Ministerio de Salud Pública (Minsap).
«La nueva norma internacional de laboratorios, emitida por la Asociación Mundial Antidopaje (AMA) exige que, a partir del 1ro. de enero de 2022, ninguno de estos pertenezca a ministerios de Deportes, institutos o entidades gubernamentales encargados de las actividades atléticas, para evitar que sean sometidos a presiones para enmascarar u ocultar casos positivos. La decisión de Cuba es pasarlo a la subordinación del Minsap. En el mundo, la mayoría son de hospitales, universidades o entidades privadas.
–¿Favorecerá este cambio las relaciones con la AMA?
–Es un requerimiento en el que la AMA viene insistiendo y con el que cumplimos otra de sus exigencias, que estos centros sean independientes operacionalmente, sin interferencia externa. En el plano interno nos fortalecemos, pues somos una institución cuya misión principal es la salud de los atletas, y el Minsap es el organismo rector de ese encargo en el país. Sobre su funcionamiento y estructura de dirección, la AMA avala o rechaza las propuestas de direcciones, al plantear obligaciones descritas en su norma internacional.
–Ya son 21 años, Gardel decía que 20 años no es nada…
–El laboratorio fue inaugurado por Fidel y el compromiso con él se expresa en que jamás hemos perdido la acreditación. Mantenerla, pese al bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos, ahora recrudecido, es una hazaña, por eso nos llenó de orgullo recibir el pasado mes la Orden Carlos J. Finlay.
–¿Cómo golpea el bloqueo al laboratorio?
–El bloqueo impide contar con recursos financieros para cambios de tecnologías y en la implementación de alguna técnica requerida por la AMA. La mayoría de los reactivos, insumos y equipamiento en el mundo, y en Cuba, son estadounidenses. Eso hace que eroguemos entre un 40 % y un
50 % más de lo que gastaría otro centro por adquirir los mismos productos en terceros países, a altos precios –a veces el doble–, por el riesgo que impone el bloqueo por venderle a Cuba. Tenemos que ir a sitios tan lejanos como Japón, lo que encarece los fletes, seguros y la mano de obra en la instalación. Nos cercenan las vías bancarias directas para cobrar los ingresos por los servicios prestados y perdemos entre un 10 % y un 15 % de los ingresos.
–¿Cuántos países enviaron a Cuba sus análisis en 2021?
–Cerca de diez, entre ellos México, Chile, Perú, Bolivia, Nicaragua, República Dominicana, Ecuador, Panamá y Honduras. También analizamos muestras de federaciones internacionales. En 2020 fueron más de 4 800 aplicaciones, la segunda mayor cantidad en un año, a pesar de la pandemia, la reducción de vuelos y de eventos. Esa cifra solo es superada por la de 2019, cuando procesamos 5 400. En 2021 se concluyó la fase de diseño y de proyecto de dos plantas adjuntas al centro que, entre otros espacios, incluye una cámara fría para conservar muestras a menos 20 grados Celcius, lo cual nos dará más capacidad, pues tenemos una alta demanda en América Latina, donde solo hay otro laboratorio, en Brasil. Hasta 2011 la AMA exigía 1 500 muestras anuales, después duplicó ese número a 3 000 y el nuestro realiza entre 4 000 y 5 000, aunque está diseñado para 1 500. Con las nuevas proyecciones, el primer paso es llegar a 7 000 y luego a 10 000, con lo que generaríamos más ingresos, en medio de tantos gastos.
El laboratorio de La Habana tuvo en Tokio-2020 su segunda incursión olímpica, lo cual es de alta significación, pues pensar en la profesionalidad de un centro de una islita tan lejos de aquella sede es de por sí un reconocimiento. «Nuestra mayor divisa es la calidad humana de los trabajadores», dijo Montes de Oca.