Corrían los días del 24 de junio de 1959. En La Habana como en el resto del país, se venían desarrollado funciones especiales en los espectáculos deportivos con el fin de recaudar fondos para la Reforma Agraria.
El béisbol, pasión nacional, no puede quedarse sin contribuir a la noble causa. En el Latinoamericano, antes conocido como Estadio del Cerro, se pacta un juego de exhibición entre el equipo de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y los Barbudos, una selección integrada por miembros del Ejército Rebelde.
Los organizadores anuncian como lanzadores a Fidel Castro y a Camilo Cienfuegos. Pero el público al ver la presencia del señor de la vanguardia en el terreno, se asombra; la respuesta sencilla, lo hace con el uniforme de Barbudos y una mascota de receptor. Ante las interrogantes de los periodistas Camilo responde. “Yo no estoy contra Fidel ni en un juego de pelota”. La llegada del líder de la Revolución provoca una ovación cerrada entre la multitud de público que se dio cita en la instalación.
El incorruptible, Amado Maestri, árbitro designado para impartir justicia detrás del home, le solicita: “Yo ahora estoy un poco desligado del juego de pelota. Quiero que me indique cómo tengo que lanzar para no incurrir en un balk”. El partido inicia y el abridor de los Barbudos retira la primera entrada sin problemas.
En el siguiente inning, hay un roletazo a la derecha del inicialista que lo aleja de la base. El comandante cubre rápido la primera almohadilla y gracias a eso logran el out. Camilo, como buen receptor realizó la asistencia por si se escapaba el tiro.
El señor de la vanguardia, en una de sus travesuras, quiso sorprender en dos strikes, al tercera base rival, que estaba jugando por detrás de la almohadilla, pero el toque salió foul y Maestri decretó el ponche.
Por su parte Fidel, en su única vez al bate, fue dominado en roletazo al cuadro. Indudablemente no era la noche de los comandantes. El marcador final del partido fue de 3-0 a favor de los policías.
Ese era Camilo, el hombre sencillo, capaz, amante del deporte, la viva imagen del pueblo cubano, que supo ganarse su simpatía con solo sonreír.
Por eso en este día que celebramos el 90 aniversario del natalicio del comandante del pueblo; nuestro movimiento deportivo se suma a la felicitación por haber sido uno de los más acérrimos practicantes del ejercicio físico.