Concluyó el estado de emergencia en Kazajastán, por lo que el país vuelve a la normalidad, señaló la víspera el portavoz de la presidencia kazaja, Berik Uali, citado por Prensa Latina.
En su opinión, en todo Kazajastán se restableció el orden y la tranquilidad gracias a la unidad y solidaridad del pueblo, y al trabajo de los organismos del orden y del Ejército.
Según la Fiscalía General kazaja, los disturbios provocaron la muerte de al menos 225 personas y más de 4 350 resultaron heridas, además de que se detuvieron a miles de implicados.
Kazajastán se recupera de los cuantiosos daños económicos causados por las acciones vandálicas, valorados entre dos mil y tres mil millones de dólares, con afectaciones en alrededor de 1 300 inmuebles, más de cien centros comerciales y bancos, además de que unas 500 patrullas policiales fueron incendiadas.
Las protestas estallaron el pasado 2 de enero por el aumento de los precios del gas licuado en el sudoeste del país, ante lo cual fueron suspendidas esas tarifas. Según las autoridades, esos reclamos económicos fueron aprovechados por elementos internos y extranjeros para un intento de golpe de Estado, el cual fracasó.
El presidente kazajo, Kasim-Yomart Tokáev, solicitó el 5 de enero, a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, enviar un contingente de paz para proteger los objetivos vitales del país y detener la amenaza terrorista. Esa agrupación que reúne a naciones exsoviéticas (Armenia, Belarús, Kazajastán, Kirguistán, Rusia y Tayikistán) respondió de manera rápida y exitosa.