El pueblo avileño volvió a experimentar, este miércoles, la alegría al recibir y compartir con el relevo de aquellos barbudos que, el 5 de enero de 1959, soñolientos y fraguados en el combate, pasaron por estas tierras del centro de Cuba, donde los esperaba una muchedumbre que desde entonces comenzó a ser dueña de su destino.
Como aquella vez, el pueblo se congregó a ambos lados de la carretera central para dar la bienvenida a 80 jóvenes, incluidos 60 avileños destacados de los diferentes sectores vinculados al desarrollo socioeconómico del país.
En la nueva Caravana de la Libertad, venían el médico, el constructor, el estudiante, el obrero, el campesino, el combatiente, como ejemplo de la Cuba nueva, alejada del otrora pobre olvidado y los males sociales de la seudorrepública, la que existió hasta enero del 59.
En la intersección de la Carretera Central y la calle Maceo se detiene el tiempo cada 5 de enero. Allí, Lianet Pazo Cedeño, primera secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas en Ciego de Ávila, ante las autoridades de la provincia; de Antonio Guerrero, Héroe de la República de Cuba, y el pueblo reunido, hizo referencia a las familias campesinas que en aquella época no tenían electricidad, ni sus hijos podían asistir a las escuelas; también habló de la obcecada intención de varias administraciones de Estados Unidos de lograr un cambio en Cuba.
Muy diferente a la realidad actual, cuando «las nuevas generaciones asumen la misión de proseguir la construcción del socialismo, única garantía de la independencia y la soberanía nacional», conquistadas con el filo del machete y en las luchas donde cayeron muchos héroes, motivo para defender «la gran obra que es la Revolución cubana».