Aunque la vela es un deporte que parece ajustarse como pocos a nuestra geografía, no copa espacios mediáticos y menos cintillos destacados. Sin embargo, el viento sopla a favor de los pequeños.
«Nuestros entrenadores de provincias y del equipo nacional no han dejado de trabajar: preparan a sus alumnos, reparan los barcos de los años 80, pues es muy caro adquirir los nuevos, así que mantenemos los que tenemos y salimos a dar el mayor esfuerzo», expresó el comisionado nacional, Eduardo Rodríguez Espinosa.
Esas faenas trajeron, luego de tres ciclos sin resultados relevantes (2004-2016), en 2017, la primera victoria, en más de 50 años, en el circuito invernal de la clase snipe, de Bahamas, Miami, Tampa; en 2018 una presea de plata en sunfish, y otra de bronce, en snipe, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla. En los Panamericamos de Lima-2019 clasificamos seis embarcaciones, cifra que no se lograba hacía más de 20 almanaques.
Esta disciplina tampoco ha escapado a las garras del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba. «Por esa causa no han podido llegarnos barcos que nos tienen incautados», precisó Rodríguez. «No tuvimos presencia en Tokio-2020 porque no asistimos al preolímpico en EE. UU., pues había que visarse y sacar boletos en un tercer país, sin tener la seguridad de que nos dieran el permiso. Teníamos grandes posibilidades de avanzar a los Juegos en las clases 470 y finn».
Esas zancadillas no hicieron agua en las naves cubanas, y lograron entrar en las lides de los i Juegos Panamericanos Juveniles de Cali-Valle, con cuatro barcos.
Además de la entrega de atletas y entrenadores, en esos lauros destaca la voluntad de país, con la sabia decisión de reconstruir el Centro Nacional de Vela, que ahora es un complejo de entrenamiento, con hospedaje y alimentación, en Jaimanitas, al oeste de La Habana. Antes había que trasladarse constantemente, lo cual generaba déficit de tiempo en la preparación, y afectaba el trabajo colectivo, vital en este deporte.
EN LA PROA
Cuba posee condiciones excepcionales para los veleros, además de la seguridad y la hospitalidad que la caracteriza. Por eso la Comisión Nacional identificó la posibilidad de desarrollo y también de ingreso, a partir de fomentar la modalidad que está dominando en el mundo, la de kite-surf, hoy la de mayor cantidad de practicantes en el orbe, tanto que está en los programas de los Centroamericanos y del Caribe, de los Panamericanos y de los Olímpicos. De ese último escenario desplazó a la finn, una de las más antiguas en esas citas.
«Los litorales norte de La Habana, Matanzas, Villa Clara, Ciego de Ávila y Holguín son ideales para ese propósito. Proyectamos un centro de desarrollo en Varadero, con un circuito nacional y la pretensión de hacerlo internacional», afirmó el Comisionado. Los practicantes de kite viajan con su embarcación en una mochila, es decir, es muy práctico para la organización de circuitos, y da la posibilidad de participar en varias lides si se realizan en lugares cercanos, condición que tienen nuestras costas.
Con la mira en el porvenir está el Star Sailors League, proyecto suizo en el que ya Cuba participa. «Es una nave de nueve integrantes. Nuestro capitán es Nélido Manso, campeón mundial en 1999 y tres veces panamericano, quien, con su tripulación, estará en la Copa del Mundo de mayo próximo. «La ventaja es que da preparación a todas las clases, pues el trabajo es en grupo, de ahí que sea una apuesta para el desarrollo, junto con el empeño de seguir resistiendo y creando, con la proa hacia el objetivo de avanzar», dijo Rodríguez.