2021: Un año para recordar en Cuba

El 2021 será recordado como el año de la pandemia, del ordenamiento monetario o de la inflación, según se le mire, aunque otros hechos reservan mayor trascendencia a mediano y largo plazo. La reforma de los actores económicos, por ejemplo.

Poniendo a un lado el contexto de la Covid-19, desastroso para toda la humanidad y la economía global, lo más significativo del año para la economía cubana ha sido la llamada Tarea ordenamiento, emprendida en enero del 2021. Luego de una larga espera, el gobierno incorporó la unificación monetaria a sus lineamientos oficiales de diez años antes.

Sin embargo, lo más visible en estos doce meses es la inflación, que tortura el ámbito comercial a cualquier escala y traba las maniobras gubernamentales para sacar a flote su economía.

Economía en baja

En medio de una tormenta sanitaria y económica sin igual, el producto interno bruto (PIB) creció un 2 por ciento en el 2021, menos que el 6 por ciento planificado, pero al menos logró remontar la caída de dos años consecutivos (-10,9 por ciento en 2020 y -0,2 por ciento en 2019).

La recesión se había extendido hasta el tercer trimestre, en línea con la contracción severa del turismo internacional. El cierre de fronteras y hoteles como resguardo ante el Sars-Cov-2, paró la locomotora de la economía cubana: el país solo había recibido unos 100 000 visitantes hasta octubre y debe llegar a 300 000 al cierre del año, tras poner bajo control el coronavirus en los meses finales.

Los indicadores de turistas del año contrastan sensiblemente con los cinco millones de visitantes que el país rozó antes del 2019.

Al enfriamiento de sus principales sectores se sumaron las presiones del bloqueo económico estadounidense, públicamente incrementadas, y los enredos del comercio global. Las importaciones se encarecieron justo cuando se desangraban las finanzas internas del país. Al exponer estos datos ante los diputados, el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, lamentó junto al alza de las importaciones, fletes más costosos y afectaciones en las cadenas logísticas de transporte marítimo internacional.

Bajo la sombra de la pandemia y tantas limitaciones, el país ingresó unos 3.000 millones de dólares menos () entre el 2020 y el 2021. La agricultura, la ganadería y la industria manufacturera son algunos de los sectores que más sufrieron al perder materias primas y otros recursos de importación.

En tal escenario, era lógico que se desataran tendencias inflacionarias. La reforma monetaria

apenas agravó la situación. Antes de que el gobierno diera ese paso el 1ro de enero de 2021 -unificación de monedas y tasas de cambio, incremento de salarios y pensiones y reforma de precios-, ya estaban creadas las condiciones para una inflación. La contracción económica en 2020 generó, como relevan datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) analizados por economistas (circulación mercantil minorista y masa monetaria, en contraste con el PIB), un aumento significativo de la brecha entre oferta y demanda, condición básica para un alza de precios.

Calculadora para la inflación

¿Cuánto han subido los precios? No poco, aunque abundan las diferencias entre los cálculos públicos dentro y fuera del país.

El ministro de Economía y Planificación informó en la última sesión parlamentaria del año que la inflación debía cerrar con un incremento del 70 por ciento, un 10 por ciento más alto que lo previsto, de acuerdo con el índice de precios al consumidor (IPC).

En esa oportunidad, Gil rectificó cuentas oficiales que presentó en octubre al Parlamento Marino Murillo, poco antes de desaparecer la comisión con que este funcionario condujo durante diez años la reforma económica. Según Gil, la estimación de que la inflación había subido un 6.900 por ciento es “una interpretación errada de un ejemplo que se puso en un momento para explicar cuál sería la devaluación del peso cubano, si el sector estatal se encadenara con el no estatal a partir de algunos supuestos”.

The Economist Intelligence Unit (EIU), centro de investigaciones asentado en Londres, hace sus propios cálculos: anunció en diciembre que la inflación podía haber subido un 740 por ciento en Cuba. Los datos oficiales de la canasta básica, en cambio, indican un aumento menor:  se duplicó desde el estimado de inicios de año (1.528 pesos) al registro reciente en La Habana (3.250 pesos)

A los ojos del consumidor resulta más visible el encarecimiento de un producto símbolo en el mercado cubano, la carne de cerdo, que se ha perdido por limitaciones severas que enfrentan los ganaderos para el abastecimiento de piensos.En el mercado minorista, la libra de cerdo casi se triplicó, de 60 pesos en enero a 220 pesos antes de cerrar el presente año.

Clave de la reacción

Además de los desequilibrios para administrar, la inflación genera un corrosivo ambiente de incertidumbre, tanto entre el consumidor como entre los actores económicos, sean privados, estatales o cooperativas, y entre los decisores principales del país.

Preocupada por el elevado déficit fiscal que acumula el país como consecuencia de la crisis, la ministra de Finanzas y Precios, Meisi Bolaños, insistió en que la inflación constituye el principal reto de la economía en 2022.  En igual línea, el ministro de Economía reconoció que la inflación hoy “se come la capacidad de compra del salario”.

Sin embargo, como alternativa de solución Gil descartó incrementos salariales o aumentos de la oferta mediante importaciones. Por la carencia de reservas nacionales en moneda dura, luego de par de años en crisis total, el país se propone importar 2.198.000 toneladas de alimentos en 2022, monto inferior en 177.900 toneladas al estimado del 2021.

Ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, Gil apostó, una vez más, por ampliar la oferta mediante alzas de la producción interna. ¿Cuán rápido reaccionará la economía para frenar la inflación? Del éxito de los pasos y políticas que adopta el gobierno para contener la escalada de precios y concluir un ordenamiento monetario lastrado por la dolarización parcial de la economía -las tiendas en MLC (moneda libremente convertible)-, dependerá el éxito de otras transformaciones profundas que se han acelerado en el presente año y el éxito de un 2022 en que el gobierno se ha propuesto una recuperación moderada del PIB: 4 por ciento, pero con saltos significativos en el turismo, que prevé recibir 2,5 millones de visitantes.

A favor de esta industria habla la estabilidad sanitaria lograda en el país, tras inmunizar frente a la Covid-19 a más del 90 por ciento de la población con vacunas de facturación nacional. Los casos disminuyeron de casi 10 000 por día a mediados de año hasta unos 200 casos diarios al cierre del 2021, con menos de cien en algunas jornadas.

Clave para la reacción de la economía será la eficiencia con que logren articularse entre sí los actores económicos, sujetos a una transformación radical, desde que el ordenamiento monetario permitió abrirle puertas por igual a las empresas privadas, bajo el formato de mipymes (micro, pequeña y medianas empresas), junto a otras formas empresariales del Estado y cooperativas, también objeto de un perfeccionamiento que les ha otorgado mayor autonomía a todos.

Después de largos años operando bajo el membrete de trabajadores por cuenta propia (TCP), pasan de 1 100 las mipymes que han recibido personalidad jurídica para actuar en la economía. Las puertas se les abrieron en septiembre. El año 2022 será el que ponga a prueba el aporte de estas formas privadas a un modelo de economía socialista que sigue defendiendo a las empresas estatales como el actor principal, pero sin desconocer el mercado como estructura para la articulación entre una diversidad de actores, que incluye también a los inversionistas extranjeros. (2021)