HARRISONBURG, Estados Unidos. ─ ¿Tender puentes de amor es malo? Obviamente no, el asunto radica en qué entendemos por “puentes” y qué por “amor”. Mi pregunta está relacionada con el proyecto que lidera el profesor Carlos Lazo, quien por estos días se encuentra en Europa con el objetivo de aunar voluntades para continuar la lucha contra lo que los comunistas y sus mensajeros se empeñan en seguir llamando bloqueo estadounidense.
Porque se habla de la existencia de un bloqueo a pesar de que Cuba comercia con Estados Unidos. Hace unos días las autoridades cubanas han pedido a los cubanoamericanos que inviertan allá, algo que obviamente no pudieran hacer si existiera ese “bloqueo”.
Llama la atención que esta nueva gira del profesor ocurre en un momento en el que miles de compatriotas radicados en el viejo continente han expresado contundentemente ante las embajadas cubanas su rechazo a la represión sistemática contra todo disenso y contra el encarcelamiento de quienes salieron a las calles el 11J y el 15N reclamando libertad y respeto a los derechos humanos en el gulag tropical. A ello se unen las condenas a la dictadura que en menos de seis meses han hecho el Parlamento Europeo, numerosos países y significativas personalidades de la política y la cultura.
Seguramente, el profesor Lazo tratará de entrar al Vaticano y quizás lo logre, aunque el amor que proclama está muy lejos del mensaje del Apóstol Pablo a los corintios, porque, según este, “el amor nunca se alegra de algo injusto y siempre le agrada la verdad”. Sobre estos aspectos la posición del profesor deja mucho que desear por la visión sesgada que hace de una situación que, obligatoriamente, no puede valorarse de forma unilateral.
Porque, ¿quiénes son los beneficiados de los puentes que tiende el señor Lazo?, ¿de qué amor nos habla?, ¿a quiénes se refiere cuando usa la expresión “pueblo cubano”?
Según las declaraciones públicas del profesor, cuando se refiere al pueblo cubano su expresión se constriñe a quienes apoyan al régimen y están en contra del embargo, al que consideran ─gracias a la propaganda comunista─ el causante de todos los males existentes en nuestra Patria. Consecuentemente, para Lazo no forman parte de ese pueblo los cubanos que luchan contra la dictadura y exigen que se respeten todos los derechos humanos, civiles, políticos, económicos, culturales y sociales.
Hace poco, Carlos Lazo visitó Cuba y fue agasajado por las autoridades comunistas y recibido por el gobernante Miguel Díaz-Canel Bermúdez. En esos encuentros no trascendió que pidiera clemencia ─mucho menos justicia─ para los cientos de encarcelados y sancionados por las protestas, entre ellos decenas de menores de edad.
El profesor Lazo tampoco ha adoptado una posición pública de rechazo a las injusticias cotidianas de la dictadura, todo lo contrario. Un cubano que lo abordó con respecto a ese tema cuando realizaba su caminata hacia Washington recibió por respuesta que no era un objetivo de su proyecto pronunciarse sobre eso, que su única misión era luchar contra “el bloqueo”.
Y es en ese punto ─que dice mucho de su integridad─ donde la actuación del profesor es censurable, porque pedir que cese el embargo sin reclamar cambios radicales en nuestro país ─los cuales deben ocurrir primero─ refleja una voluntad destinada únicamente a fortalecer aún más el despotismo castrista. En ese sentido, los puentes de Carlos Lazo proyectan un amor sumamente interesado.
También resulta significativo que en menos de seis meses el profesor haya liderado una marcha de varios días a Washington, y que luego visitara Cuba y Europa. Tal peregrinaje hace que me pregunte si este hombre trabaja y de dónde sale el dinero que paga esos desplazamientos y los gastos que lo acompañan. Son preguntas lógicas que toda persona puede hacerse al constatar el activismo político que, en apoyo a la dictadura, realiza el profesor.
Y mientras el profesor continúa por Europa hablando de un bloqueo económico que solo existe en su mente y en la de quienes lo dirigen, cientos de cubanos que él no considera parte de su pueblo sufren hambre, maltratos y represión en las cárceles castristas, condenados a largas penas de cárcel por disentir, por romper una foto de Fidel Castro o alzar un cartel en el bulevar de La Habana. ¡Y dice Díaz-Canel que en Cuba no hay presos políticos!
Por estos días, en la Asamblea Nacional del Poder Popular, el Presidente cubano solicitó a los campesinos y comerciantes que bajen los precios a los productos agrícolas. Si no lo hacen seguramente volverá a decirle al pueblo que la orden de combate está dada, al menos eso es lo que muchos han interpretado de su petición, en realidad una velada amenaza. Al propio tiempo, como si nuestra triste realidad no les importara, los mandantes castristas aseguran que el 2021 ha sido un año de éxitos y que la economía crecerá un 4% el próximo año, lo que demuestra cómo la mentira se ha convertido en protagonista de la fanfarria castrista y cómo no sienten vergüenza al explicar, año tras año, que sus vaticinios no se cumplen.
Y como no faltan quienes siempre ofrecen su talento para tratar de edulcorar un panorama desolador, mientras el profesor anda por Europa, Silvia Mayra Gómez Fariñas ha publicado en Cubadebate un texto sugiriendo que la tradicional cena de fin de año ─a falta de carne de cerdo─ puede hacerse con recetas a base de pollo y boniatillo, como si comprar pollo y boniato en estos momentos fuera algo fácil.
Por supuesto que de ese sombrío panorama nada habla el profesor Lazo, quien dice tender puentes de amor entre las dos orillas, pero que, refrendando a una conocida canción cubana de antes de 1959, tiene una forma de querer un poco extraña.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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