Conviven entre nosotros varias generaciones, cada una de ellas modelada por tiempos y circunstancias diferentes. De la más antigua —ayer denso y frondoso bosque— el paso de los años va dejando árboles dispersos. Sus raíces se hunden en el recuerdo de las luchas contra la tiranía, en las vivencias de una República en proceso de descomposición y en los albores épicos del triunfo de enero de 1959.