Ubicado en el kilómetro dos de la carretera que conecta los parques urbanos de esta provincia del oriente cubano, está el Jardín Botánico de Las Tunas, circundante con el Zoológico, Parque de Diversiones y El Cornito, icónico paraje que de sólo mencionarse infiere campiña y cultura gracias al legado de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé.
A su entrada, se percibe una combinación mágica entre humedades y olores que poco a poco transportan al visitante a diferentes continentes, pues el sitio se pensó con áreas botánicas que hicieran alusión a ellos para que cuando las personas se fueran adentrando en las zonas de plantaciones en el campo, encontraran exponentes de origen africano, australiano, asiático, europeo, y por supuesto, el más grande y representado, el americano.
Posee una gran colección de palmas, un cuabal al fondo que representa a América y ahí está gran parte de la riqueza florística de Las Tunas y de la región.
Así lo explica su director, Luis Carlos Lozada Lobaina, quien contó a la Agencia Cubana de Noticias (ACN) cómo ese vergel lleva dos años inmerso en lograr estructurar el equipo de trabajo que se necesita para desarrollarse y desempeñar las actividades científicas afines al centro.
Ese es ahora mismo el primer gran proyecto de la institución, articular un colectivo que deberá conservar, desarrollar y proteger las colecciones botánicas que ya tenía el jardín y en cierto momento se fueron perdiendo, puntualizó el joven directivo, que no entiende de conformismo ni desmotivación.
La aspiración se basa en convertir el centro en una unidad científica y crear la infraestructura necesaria para ofrecer una experiencia óptima de esparcimiento y disfrute, que le permita afianzarse como valiosa propuesta medioambiental y sociocultural en este territorio.
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En tal sentido, el jardín necesita ampliarse, pues aunque hoy está casi al 80 por ciento de terminación y las colecciones están bastante completas y saludables, carece del acondicionamiento idóneo para ofrecerle al visitante el disfrute y esparcimiento que merece.
Lozada Lobaina es un enamorado de su trabajo y lo demuestra a diario, pues Licenciado en Estudios Socioculturales, su pasión por la conservación de especies como el carpintero churroso, las áreas protegidas, e incluso la cercanía afectiva con Monte Cabaniguán, sitio con una gran población del cocodrilo Acutus Americano y reconocido mundialmente por su nidificación y el trabajo de conservación para con la especie, lo han hecho merecedor del respeto de la Delegación Provincial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
Es por eso que el joven directivo se empeña en que Las Tunas cuente con un centro de investigaciones ambientales a partir de la categorización del jardín y la especialización de sus trabajadores, lo que permitirá ampliar su misión medioambiental, así como rescatar y fortalecer las poblaciones de especies de flora que tienen alguna categoría de amenaza.
Sobre este tema, explicó que si bien es una incógnita a solucionar el número exacto de especies que existen en las 43 hectáreas de terreno que posee la instalación, se realizó un inventario que arrojó la existencia de 101 especies endémicas y con alguna categoría de amenaza.
Además, posee dos colecciones de conservación, una de Acacia roigii y otra de Copernicia fallaensis, mientras se trabaja en una tercera de Hidelgaria cubensi, más conocida como Guana, ejemplar que se reconoce como el árbol insigne de Las Tunas al estar representado en el escudo de la provincia por su valor histórico durante las luchas por la independencia.
Esa vinculación con lo más autóctono de la cultura y la historia del territorio evidencia que el Jardín Botánico de Las Tunas se pensó desde un punto de vista sociocultural, razón por la que cuenta con un Sendero Martiano en el que es visible toda la vegetación que José Martí describe en su diario, no solo la flora, sino también se quiso recrear el trayecto desde Playitas de Cajobabo hasta Dos Ríos con sus formaciones rocosas y otros elementos de la zona.
El Sendero Cucalambeano, sitio dedicado a Las Tunas y a la figura del bardo mayor Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, representa las plantas que El Cucalambé menciona en sus poesías y la institución prevé ampliar esta área para que se convierta en una muestra completa de las tradiciones campesinas cubanas.
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Otra de las proyecciones apunta a la materialización de un Aula Ecológica, espacio que apostará por el desarrollo de círculos de interés, sociedades científicas y creará nuevos encadenamientos gracias a la firma de un convenio con la Universidad local, dijo a la ACN el especialista en Educación Ambiental, José Javier Estrada de Armas.
Recientemente se conoció que como parte del intercambio que existe entre estos centros a nivel nacional, el de Las Tunas alista un donativo de material de herbario del género Copernicia con destino al Jardín Botánico Nacional.
La curadora, naturalista superior del Herbario Maximiliano Curbelo, señaló que esto es posible gracias a un proyecto de depuración y selección de duplicados de entre sus colecciones, las que cuentan con más de nueve mil muestras de un total de 194 familias.
También están las áreas de propagación de plantas con vistas a la venta y más de una entidad tunera se precia de contar con los servicios de jardinería que ofrecen sus profesionales, todo ello combinado con la pasión por conservar las colecciones botánicas e interactuar con el público en aras de incrementar su cultura medioambiental.
Aunque aún falta mucho por hacer al decir de sus propios trabajadores, es meritorio el desarrollo de las naves de orquídea, bonsái, sombra y semi sombra, cactus y suculentas que trasladan al público de la humedad a la aridez en un santiamén, una oportunidad única para recorrer el mundo desde la belleza y riqueza de sus plantas.
