La Fiesta de la Cultura Iberoamericana no necesita reinventarse. En su edición XXVII vuelve en formato virtual, como lo impuso la pandemia desde la anterior cita, pero a sus organizadores les bastó una mirada objetiva sobre lo que ocurre alrededor para escoger, como tema central, Los pueblos y el arte de resistir, evidencia concreta y creciente del acompañamiento a quienes, en diversas latitudes, se oponen a que se les secuestre la identidad propia.
Cualquier comentario sobre la cita es incompleto si no se hace referencia al espacio que la define conceptualmente: el Congreso de pensamiento, que el lunes fue abierto desde Casa de las Américas por su presidente, Abel Prieto, con la conferencia Guerra cultural, descolonización y resistencia, en la que delineó retos inaplazables para Cuba, entre ellos el combate activo a través de las redes sociales.
Para el ensayista y escritor es esencial desentrañar la «marea venenosa» que aquellas traen. Y lo ejemplificó con la intentona desestabilizadora ejecutada contra Cuba el pasado julio, en la que los hechos fueron presentados como un levantamiento popular reprimido con extrema crueldad.
Entre quienes también expusieron ideas y ejemplos concretos de resistencia cultural para sobrevivir como pueblos, estuvieron el mexicano José Barreiros, antropólogo del Instituto Smithsonian, de Nueva York, y Milagros Rivera y Juan Camacho, miembros de la Brigada de Solidaridad Juan Rius Rivera Puerto Rico-Cuba, a la que, por sus tres décadas de valiente quehacer, se le dedica este encuentro, además de a los 60 años de Palabras a los intelectuales y a los 36 de la Asociación Cubana de Artesanos y Artistas.
Con probada habilidad para moverse a través de las plataformas digitales y espacios televisivos, el encuentro, con programación hasta hoy, ha dado pie al contacto con cultivadores de diversas manifestaciones artísticas.