LA HABANA, Cuba. – La represión contra miembros de las organizaciones y partidos opositores en Cuba es constante. Prisión, multas, hostigamiento: ese es el día a día de quienes militan en algún grupo disidente. Es también el caso del activista de 31 años Abel Borroto Roca, miembro del Movimiento de Opositores por una Nueva República (MONR), quien denuncia que, en lo que va de 2021, la Policía ha irrumpido varias veces en su casa.
“Los miembros del MONR somos gente pacífica: no ponemos una bomba en una escuela, no rompemos un vidrio. A mí nunca la gente del movimiento me ha llamado a mi casa para hacer algo de eso; sin embargo el acoso contra mí y también contra mi familia es constante”.
Según comenta Borroto Roca, los agentes del régimen “se tiran dos o tres veces” al año en su casa. “Siento que es una manera de reprimirme, de asustarme, pero yo no me voy a asustar. Pueden venir 10 veces más porque no he cometido ningún delito; yo simplemente no pienso igual que ellos”.
De acuerdo con el activista opositor, el pasado 30 de septiembre un comando de Tropas Especiales irrumpió en su casa a las 6:00 de la mañana. “Eran 36 hombres vestidos de negro, 11 policías y los demás de civil. Estos últimos se comportaron bien; sin embargo los de negro (…) enseñaron sus armas delante de mis hijos”.
Especifica que, en esa ocasión, los militares le apuntaron con la pistola y se lo llevaron esposado, todo delante de sus dos hijos menores de edad, que gritaban asustados por lo que estaba sucediendo.
“Me hicieron un registro en la casa; hasta los juguetes de los niños los revisaron. Venían por [una denuncia de posesión de] supuestas armas de fuego y explosivos”.
“Después de ese día, mi niño me pregunta cada cinco minutos: ‘¿Papá, la Policía viene a buscarte? ¿Te van a dar un tiro?’. O si no se levanta a las 3:00 o 4:00 de la mañana diciendo que la Policía me va a disparar”.
Borroto Roca exige a las fuerzas represivas del régimen que cesen el hostigamiento contra él y su familia; pide que no penetren más en su casa para reprimirlo por “supuestas informaciones”.
“Me pueden mandar al Comando 30 veces más; yo no me les voy a virar porque sé que me van a dar un tiro, pero mi manera de pensar no me la van a cambiar y, cuando las cosas sean pacíficas, voy a protestar quieran ellos o no”, sostiene.
El activista del MONR, organización con casi 20 años de fundada, asegura que no va a modificar sus ideales pese a la represión que padece.
“Yo no recibo ninguna ayuda de Estados Unidos; a mí no me recargan ni el teléfono, eso tengo que ‘lucharlo’ yo aquí, cuidando una discoteca que llevaba dos años cerrada por el COVID-19, pasando tremendo trabajo para mantener a mi familia. Que no vayan a decir que yo pertenezco al Movimiento y que mis ideales son por eso; mi manera de pensar es diferente porque es lo que siento y me muero con eso”, termina.
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