En un mensaje audiovisual publicado este sábado en redes sociales, el defenestrado vicepresidente del Consejo de Estado cubano Carlos Lage reaparece en la escena pública tras más de una década de silencio, desde su destitución en el 2009.
Lage, en el día de su 70 cumpleaños, narra su vida a través de fotografías y con voz en off asegura que aún cree en la revolución y el socialismo, pero “con cambios profundos, muchos más que en los últimos 20 años”.
Quien fuera secretario del Consejo de Ministros y vicepresidente del Consejo de Estado durante más de dos décadas, y luego defenestrado por Raúl Castro junto al excanciller Felipe Pérez Roque, recordó su amistad con Fidel Castro en el mensaje de agradecimiento por sus 70 años de vida.
“Conocí a profundidad la grandeza revolucionaria, intelectual y humana de Fidel. Casi 20 de los 70 años de mi vida fueron junto a él, incluyendo las jornadas interminables de incertidumbres, optimismo y firmeza del ‘Período Especial’. Lo sentí amigo y parte de la familia. Mi admiración y cariño hacia Fidel no es modificable”, afirmó.
El video, compartido en las redes por allegados del exfuncionario cubano, ha generado suspicacia por el momento en que aparece, justo a un mes de la convocada “Marcha Cívica por un Cambio en Cuba”, prevista para el 15 de noviembre, y a la que el régimen de La Habana ha denegado el permiso bajo acusaciones de “inconstitucional” y “desestabilizadora”.
Lage asegura en el mensaje que “ante cualquier disyuntiva que se presente en el futuro, cualesquiera que hayan sido las causas”, estará “del lado que beneficie a la revolución”.
Para el opositor Manuel Cuesta Morúa, vicepresidente del Consejo para la Transición Democrática en Cuba, el video en cuestión no es casual.
“En la élite, no importa si son retirados, defenestrados o activos, nada es casual. El perfil de Carlos Lage tampoco es el de un hombre audaz, sobre todo porque este mensaje trata de reafirmar una línea, identificar una relación, una historia, una trayectoria y, al mismo tiempo, hablar de los pasos que son necesarios, según su propia visión, dentro, por supuesto, de su concepto de socialismo y de revolución”, dijo a Radio Martí.
Cuesta Morúa añadió que el régimen cubano vive “una crisis de liderazgo y competencia”, y es consciente de que “su llamada política de cuadros ha sido totalmente errática”. En el gobierno, dijo “hay probablemente ingenieros, pero no hay competencia política, ni mucho menos liderazgo, y eso se está reflejando con claridad”.
Probablemente, dijo el opositor, haya en Cuba un sector del gobierno “que intente recuperar el camino, demostrando que el olfato para elegir sucesores no coincide necesariamente con la trayectoria que se haya tenido en la revolución”.
Cuesta Morúa cree que “algún sector está presionando para darle relevancia a un ala dentro de la élite revolucionaria que muy bien representaba, evidentemente, Carlos Lage, dentro de ellos mismos, preparando el terreno del regreso de cierto personaje de la élite del gobierno cubano”.
El periodista cubano José Raúl Gallego también piensa que el mensaje en video del defenestrado dirigente no es casual, ni tampoco una iniciativa personal, sino un material autorizado y divulgado por la Seguridad del Estado.
“En Cuba, nada a esos niveles lo es. Menos cuando hablamos de un hombre que durante más de diez años ha permanecido en silencio, obediente, cumpliendo las nuevas tareas que su condición de tronado le impuso, mientras que mantenía algunos privilegios materiales y, sobre todo, el mayor de los privilegios: estar en ‘libertad’ y vivo después de tamaña caída y que su desgracia no se extendiera de manera implacable hacia su familia”, escribió el comunicador en su muro de Facebook.
Según Gallego, el video fue enviado por los familiares de Lage a sus contactos de WhatsApp con la autorización para que fuera reproducido. Esto, señaló, “se traduce en que el video está hecho, autorizado y circulado por la Seguridad del Estado, con la venia de Raúl Castro, aun cuando no lo mencione en el video para rendirle pleitesía como le hizo al hermano y al sistema que lo destronó”.
La profesora de arte, curadora y activista Anamely Ramos, miembro del Movimiento San Isidro, comentó en Facebook que con el video de Lage, el gobierno cubano ha comenzado a “resucitar fantasmas” en una “jugada desesperada” por ganar una partida que, en su opinión, ya perdió.
“Salió un video de Carlos Lage. Era de esperarse: ya no les queda nadie, han tenido que empezar a resucitar fantasmas. Pero este post no es de eso, sino de los entusiastas de oficio, aupadores profesionales, que han sacado debajo de la manga una tríada que da miedo: soberanía- socialismo- cambios”, escribió Ramos en un post que también versa “sobre la Cuba real que no les conviene mirar”.
La activista dijo que los objetivos de los que disienten abiertamente del gobierno “deben seguir siendo los mismos y no podemos entretenernos: más derechos, más libertades, más humanidad, para todos los cubanos”.
Recordó que cuando el exvicepresidente Lage fue destituido, el régimen cubano hizo público “un video infame, lleno de imágenes privadas grabadas sin autorización” en el que se evidenciaba “la naturaleza autoritaria del Estado”.
“En una especie de juicio militar informal Raul Castro preguntaba a un grupo de represores de poca monta si alguien allí tenía algo bueno que decir de los sujetos linchados esta vez. Nadie dijo una palabra. Todos bajaron la cabeza. Seguro muchos de ellos eran sus amigos o simulaban serlo. Seguro algunos de ellos intentarán hoy volver a ser sus amigos”, señaló Ramos.
En una de sus “Reflexiones” desde su sillón de enfermo, Fidel Castro escribió, en referencia a los destituidos Lage y Pérez Roque, que “la miel del poder, por el cual no conocieron sacrificio alguno, despertó en ellos ambiciones que los condujeron a un papel indigno”.
Gallego se pregunta si la reaparición de Lage responde a una estrategia de las autoridades cubanas para regresar al exfuncionario a la arena política, en sustitución del vicepresidente y jefe de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo, Marino Murillo Jorge, o del propio Miguel Díaz-Canel, y convertirlo en “la imagen de una posible reforma, que nunca será lo que Cuba necesita”.