Viajes «humanitarios» y de «repatriación» entre Cuba y México
Tras la drástica reducción de las rutas comerciales entre Cuba y México por la COVID-19, los llamados vuelos “humanitarios” y de “repatriación” han sido una opción para cientos de cubanos residentes en la nación azteca. Agencias de venta de pasajes radicadas en México se han encargado de la comercialización de boletos bajo estas etiquetas.
Hoy, aunque no hay de cierre de fronteras, se mantiene una severa limitación de la cantidad de viajes entre ambos países que obliga a recurrir a este tipo de itinerarios para aliviar la alta demanda.
Sin embargo, varias personas han manifestado cuestionamientos con respecto a las características de estos vuelos, quiénes pueden abordarlo, así como los permisos y autorizaciones necesarios para volar.
LAS RESTRICCIONES EN CUBA
Desde el 6 de febrero de 2021 un grupo de nuevas regulaciones sanitarias —que se mantienen vigentes tras varias modificaciones— restringieron las frecuencia de vuelos de las aerolíneas procedentes de México y otras naciones como Estados Unidos, Panamá, Bahamas, República Dominicana, Jamaica y Colombia.
El argumento empleado para esta reducción fue la cantidad de casos importados de COVID-19 provenientes de esos países.
A pesar de que México es el quinto Estado del hemisferio con más casos reportados —más de tres millones— y el cuarto en cantidad de muertes a nivel mundial, no es de los países que más enfermos introdujeron a Cuba antes del primero de enero de 2021.Varias naciones como Rusia, Venezuela, España y Canadá han sido las principales fuentes de casos importados, y no fueron incluidas en la lista.
A finales de noviembre y principios de diciembre del pasado año, entre México y Cuba se concretaron un total de veintisiete viajes comerciales cada semana. La actual frecuencia es de un solo vuelo semanal entre Cuba y México; o sea, solo tres vuelos comerciales al mes en la ruta Cancún-La Habana-Cancún y uno solo en el recorrido Ciudad de México-La Habana-Ciudad de México.
Tras siete meses de un estricto cierre de frontera, las autoridades de la isla habían aprobado para mediados de octubre de 2020 un paulatino proceso de apertura de las principales terminales aéreas de todo el país. El hecho tuvo su colofón el 15 de noviembre de 2020 con el reinicio de las operaciones aéreas comerciales, regulares y chárter en el Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana.
La aerolínea Viva Aerobus había establecido conexiones a las ciudades de La Habana, Camagüey, Holguín, Santa Clara y Santiago de Cuba, mientras que Aeromar operó una ruta entre Cancún y la capital cubana.
Durante esa etapa se aplicó un riguroso protocolo sanitario que eliminó la necesidad de un período obligatorio de cuarentena por catorce días, lo cual atrajo una mayor cantidad de visitantes en medio de la temporada alta turística.
Sin embargo, el Gobierno cubano volvió a reducir el tráfico aéreo desde el primero de enero de 2021. De los veintisiete vuelos semanales la cifra quedó en solo ocho y con las regulaciones del 6 de febrero, el número se redujo a uno.
Esto generó un cuello de botella con viajeros atorados en la isla producto del cierre inesperado y se autorizó el arribo de vuelos sin pasajeros solo para evacuar personas varadas en el país, extranjeros o personas residentes en el exterior. Además, volvía a restablecerse el aislamiento institucional para viajeros internacionales, una disposición aplicada con éxito durante la etapa de cierre de fronteras entre el 23 de marzo y mediados de octubre de 2020.
En ese tiempo, los cubanos residentes en otros países varados en la isla tuvieron como única opción los viajes humanitarios y de repatriación. Los pasajeros debían gestionar un permiso del Departamento de Identificación, Inmigración y Extranjería (DIIE) del Ministerio del Interior (Minint) para abordar los reducidos vuelos que salían de Cuba. En estos se podían o no cobrar pasaje o se admitían boletos de vuelos anteriores que no pudieron ser abordados por el cierre de fronteras.
Para México funcionó similar y durante ese período las agencias Merely Tours y Vagamundos ofrecieron sus servicios para la organización de estos vuelos a través de la aerolínea Viva Aerobus. Ahora la estrategia sigue siendo la misma.
AUSENCIA DE LEYES
Según el abogado aeronáutico venezolano Rodolfo Ruiz, los vuelos humanitarios y los de repatriación, aunque puedan tener objetivos semejantes, no son lo mismo. Los primeros transportan pasajeros bajo tratamiento médico o cuya vida está en riesgo, refugiados o personas en situación de crisis humanitaria. Asimismo, se usan para llevar insumos médicos o alimentos.
Los vuelos de repatriación son aquellos que permiten a los ciudadanos regresar a su país, luego de quedar varados en otra nación, por varios motivos. También se organizan por organismos migratorios que representan a los países parte y puede cobrarse, a los pasajeros, la totalidad o una parte del pasaje.
En teoría, los viajes humanitarios deben cobrarse. “El cobro desnaturaliza el carácter humanitario de cualquiera de estos vuelos”, señala Ruiz. Sin embargo, el letrado recalca que no hay ninguna normativa nacional ni internacional que lo regule. Ello conlleva a que tampoco exista una norma que establezca si está prohibido cobrar o no.
Incluso, sostiene que de ocurrir un accidente aéreo se presentaría un problema jurídico ante la ausencia de leyes y regulaciones. En páginas de rastreo en tiempo real sobre el tráfico aéreo mundial como Flightradar24 y FlightAware, es raro que se registren vuelos humanitarios, lo cual refleja su carácter de excepcionalidad.
Las agencias mexicanas Merely Tours y Vagamundos han comercializado pasajes para viajes etiquetados indistintamente en ambas categorías. Desde el primero de enero hasta el 25 de agosto, las dos compañías han organizado ocho vuelos catalogados como “humanitarios”, tres como “repatriación” y cuatro como “especial”. Los precios promedio oscilan los 500 y 700 dólares.
No obstante, esta es solo una categoría que se les pone a dichos vuelos para que puedan operar en condiciones excepcionales en la que un vuelo regular o comercial no es permitido debido a las restricciones por la pandemia. En este caso, vuelos de un solo tramo destinados para que salgan de Cuba ciudadanos mexicanos de nacimiento, extranjeros con permiso de entrada a México, cubanos residentes en el exterior, así como estudiantes con visa o residencia de este tipo. Las personas que solo cuentan con una visa de turismo no pueden acceder a este tipo de vuelos.
México es uno de los principales destinos de los cubanos. En 2019, previo a la pandemia, un total de 189 998 antillanos viajaron por diferentes motivos a territorio azteca. La cercanía geográfica lo convierte en uno de los destinos de compras más accesibles para los cubanos; además, las cifras de residentes de la isla en ese país han crecido exponencialmente.
El número de cubanos residentes en México aumentó un 560 % de 2010 a 2016; es decir, de 4 033 a 22 604 reveló una investigación publicada por el diario El Universal. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía tras el censo de 2018, el 1.7 de la población extranjera que reside en México es nacida en Cuba.
¿QUIÉN DECIDE QUÉ PASAJERO VIAJA?
Sandra es una ciudadana cubana con residencia permanente en México. El pasado 27 de mayo viajó en un vuelo humanitario La Habana-Ciudad de México. Varios días antes del vuelo ella había solicitado a través de un agente un boleto para dicho trayecto. Sin embargo, necesitó una aprobación previa por parte de las autoridades cubanas, según le comunicó la agencia.
La forma de proceder de los vuelos consiste en que las agencias realizan la solicitud y es aprobada o no por el Instituto de la Aeronáutica Civil de Cuba en conjunto con el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Salud Pública. Entre las partes concuerdan la fecha y la hora para realizar el vuelo, explicó a DeFacto un trabajador de la compañía mexicana.
Luego, la agencia envía un listado con los pasaportes y residencias de las personas que solicitaron el vuelo a la Dirección de Identificación, Inmigración y Extranjería (DIIE) en Cuba.
El DIIE elabora un listado en el cual determina qué persona es cubana residente en el exterior (CRE), o sea, que tiene una residencia efectiva en México, y quién es cubano residente en la isla (CR). Tanto los cubanos residentes en el exterior, como los estudiantes con visa o residencia de este tipo necesitan un permiso del DIIE para abordar en vuelos humanitarios y de repatriación.
Sandra fue aprobada y procedió al pago de los 520 USD correspondientes al costo del viaje. Al llegar a la Terminal 3 del Aeropuerto Internacional José Martí, tuvo que colocarse en la fila dedicada a todos los pasajeros del vuelo humanitario, la cual fue ubicada a las afueras del edificio.
Antes de ingresar al inmueble mostró su pasaporte a un funcionario, quien verificó su nombre en un listado y le indicó que pasara. Sin embargo, tras documentar su equipaje y obtener el pase de abordar, pasó por un segundo filtro que comúnmente no se realiza en los vuelos comerciales.
En esta ocasión, una autoridad aeroportuaria recogió su pasaporte, lo llevó a una oficina y luego de varios minutos se lo entregó sin explicación alguna señalándole que se dirigiese a la caseta de Migración y luego a la revisión de Aduana.
El equipo de DeFacto contactó con la DIIE en los municipios capitalinos de Arroyo Naranjo, Plaza y La Habana Vieja para indagar sobre cuáles son las condiciones que se establecen para otorgar dichos autorizos.
No obstante, la DIIE alega que actualmente no se le impide volar a ninguna persona que tenga su documentación en regla, por lo cual no se necesitan. Según las autoridades, esa fue una práctica empleada durante el período que estuvieron cerradas las fronteras y que ya no se aplica. Sin embargo, la experiencia de Sandra fue distinta.
En estos momentos los “vuelos humanitarios” desde Cuba hacia México representan la única opción para atenuar las reducidas vías de viaje entre ambas naciones. Hasta el momento no hay información sobre un restablecimiento o ampliación de vuelos comerciales entre México y Cuba.
La restricción parece extenderse debido al notable impacto de la pandemia y la compleja situación sanitaria que sufre la isla; sin embargo, la medida resulta incoherente si se compara con la cantidad de vuelos mensuales que arriban al archipiélago desde Rusia (43) y Canadá (26).
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