Un punto y gracias. Un punto rescatado al límite por Ronald Araújo, con un cabezazo de amor propio. El uruguayo, convertido por la grada en su nuevo héroe por su ardor, igualó al límite para evitar una derrota sonrojante ante el Granada.
El central fue el mejor defensa, el mejor delantero y hasta un buen extremo. Su alma fue casi lo único rescatable de un equipo que terminó con Luuk de Jong y Piqué como torres gemelas en el área. Porque el Barça, limitado, sin jerarquía, sin casi nada, fue incapaz de levantar un gol tempranero de Duarte.
Desesperado y desesperante el Barcelona demostró todas sus carencias. Ni con los jóvenes. Ni con los veteranos. Ni por la derecha. Ni por la izquierda. Sus acciones más peligrosas fueron a balón parado y en el juego aéreo. Ni arte ni fantasía. El empate sólo hace que seguir complicando el futuro de Ronald Koeman, ante la mirada muy seria de Laporta en el palco. El Cádiz y el Levante pueden marcar definitivamente su destino.
Koeman alineó una defensa con una media de 20 años, con Dest por la derecha y el debutante en Primera Balde por la izquierda y con Araújo y Eric Garcia en el eje, lo que mandó a Piqué al banquillo. Arriba otro futbolista imberbe como Demir. Mientras en la medular se colocaban los clásicos Busquets, Sergi Roberto, que avanzó su posición con respecto al encuentro frente al Bayern, y Frenkie de Jong. El once también transportaba otra novedad, la presencia de Coutinho, titular casi diez meses después y muy lejos del futbolista que fue y que se convirtió en el fichaje más caro de la historia del Barça.
Venía el Granada, que no era ni es el Bayern, pero la tarde se había torcido, tormenta mediante. Aunque para tormenta la que se cierne sobre el Camp Nou. No viene mucha gente al estadio pero la que se acercó esta vez lo hizo con ganas de aplaudir…pero no le dio tiempo.
Antes de llegar al minuto 2 el Granada ya ganaba. Fue en una segunda jugada tras un córner cuando Busquets no metió el pie con la suficiente firmeza ante Escudero, que se quedó con el cuero y conectó un centro hacia el segundo palo. Allí y sin que Frenkie de Jong hiciera nada por evitarlo remató a placer Duarte.
Lamentable puesta en escena y peor aún que fallaron dos de los futbolistas consolidados y no los chavales que dan sus pasos iniciales en la élite. Inconcebible que el medio holandés se durmiera en esa acción y frustrante que después no reaccionar con rebeldía y tomara la batuta.
Porque el Barça trató de espabilar con centros, centros y más centros, sobre todo por el costado de un Dest que por lo menos lo probaba. Por el otro lado subía Balde, un poco tímido y tocado, como se vio cuando fue relevado antes del descanso. El público no entendió el cambio porque no sabía de sus problemas físicos y pitó el relevo, como también silbó a Busquets tras un mal pase y también puntualmente a un Coutinho sin desborde.
Pudo meter el segundo nazarí el veteranísimo Molina y estuvo en un tris de empatar Sergi Roberto con un remate al larguero.
El partido era plomizo y el Granada de Roberto Moreno se pertrechaba atrás y recurría a las viejas artes de la marrullería perdiendo un tiempo que jamás se recuperaría. El guardameta Maximiano tarda un mundo en sacar de portería, Eteki, lesionado, se tiraba dos veces al césped para arañar minutos y el Barça, pese a los desmarques de Memphis, atacaba con muy poca imaginación.
Tras la entrada de Mingueza por Balde y, después de otra ocasión del Granada, ahora de Monchu, el Barça vivió sus momentos más febriles del primer acto. Sobre todo a balón parado. Como en un brinco de Araújo que remató con la testa y obligó a Maximiano a una estirada espectacular. O en otro cabezazo de Mingueza. O en un centro chut de Dest, ahora por la izquierda. Las ocasiones eran de los defensas, no de los delanteros, que ni chutaban ni tenían uno contra uno.
Restaba el segundo tiempo y Koeman retocó de nuevo el sistema. Del 4-3-3 al 4-2-3-1 al entrar Luuk de Jong por Sergi Roberto. Si había que tirar centros…al menos tener un gigante en el área. El delantero holandés falló un gol cantado con la cabeza. Lo más difícil era enviarla arriba y lo hizo. Lo han fichado para acciones así pero no supo encontrar la red.
A la hora de la verdad el hombre más peligroso del Barça era un imperial Araújo en las faltas y córners. Otro remate suyo y un par de Memphis ilusionaron a una grada necesitada pero sin réditos.
Koeman volvió a mover el banquillo y retiró a Coutinho por otro púber, Gavi. Respondía Robert Moreno poniendo en liza al delantero Luis Suárez y a Gonalons.
El tiempo se agotaba y no llegaba ni el empate. El Barça trataba de poner intensidad e ilusión pero carecía de ideas y de calidad. Fue entonces cuando apareció por primera vez en la campaña el reclamado por el presidente Riqui Puig, recibido con aplausos. Le acompañó Piqué pero para jugar de segundo delantero centro. A la desesperada total empató el hombre que más fe tenía: Ronald Araújo. Con un vuelo sideral. Muy poco ofrece este Barça.
Ronald Araujo analyzes the 1-1 draw. #BarçaGranada pic.twitter.com/GxLzLZDAEN
— FC Barcelona (@FCBarcelona) September 20, 2021
(Tomado de La Vanguardia)