El Departamento de Estado de EEUU dijo este martes que examina una serie de hipótesis sobre el denominado Síndrome de La Habana y que no ha determinado si constituyen un ataque por parte de un actor extranjero.
En un correo electrónico a Radio Televisión Martí, un vocero del Departamento de Estado dijo que, en coordinación con sus socios en todo el Gobierno de Estados Unidos, investiga enérgicamente los informes de posibles incidentes de salud inexplicables, dondequiera que se informen.
La cancillería estadounidense añadió que las autoridades competentes están examinando activamente una serie de hipótesis, pero no han determinado la causa de estos incidentes, o si constituyen un ataque de algún tipo por parte de un actor extranjero.
Entre 2016 y 2017, diplomáticos estadounidenses que prestaban servicio en Cuba, y algunos de sus familiares, presentaron problemas de salud, desde dolencias auditivas hasta trastornos neurológicos, entre otros padecimientos.
Desde entonces, se han reportado casos similares de más de un centenar de funcionarios estadounidenses en China, Rusia, Austria y recientemente en Vietnam.
Sin embargo, este lunes, un panel de más de 20 científicos del régimen cubano concluyó que no hay pruebas para considerar como producto de un ataque o un atentado a un conjunto de síntomas descriptos por diplomáticos estadounidenses.
Según dijeron los cubanos, el llamado Síndrome de La Habana se trata de un “relato” sin validación, que “ha sobrevivido” gracias a que los medios de comunicación y los políticos lo amplificaron, enfatizaron.
Estados Unidos modificó recientemente el estatus de su personal en la Embajada de La Habana, cuando la investigación sobre los incidentes que afectaron la salud de sus diplomáticos destacados en la isla se mantiene inconclusa, cinco meses después de que la Casa Blanca nombrara a una experimentada diplomática para que supervisara las pesquisas.
Un portavoz del Departamento de Estado explicó recientemente a Radio Televisión Martí que la investigación sobre estas afectaciones de salud cuenta con actores de diferentes agencias estatales, y que la prioridad sigue siendo la seguridad y la protección del personal diplomático estadounidense.
“Este es un gran esfuerzo interinstitucional que involucra a la Casa Blanca, el Departamento de Defensa, las agencias de inteligencia de EEUU, el Congreso y los principales científicos del país, al tiempo que la Cancillería se asegura de que aquellos que fueron evacuados médicamente (de Cuba) reciban el tratamiento y el apoyo que necesitan”, dijo el funcionario.
Tras la baja por enfermedad de más de 20 diplomáticos que laboraban en Cuba en 2017, el Departamento de Estado redujo en 60 por ciento la plantilla de su sede en La Habana.
Pese a los esfuerzos del gobierno de EEUU, y de grupos de expertos médicos y científicos que han estudiado de manera exhaustiva a los afectados, la mayoría en el prestigioso Centro para Lesiones y Reparación de Cerebro de la escuela de medicina de la Universidad de Pennsylvania, lo que se conoce como Síndrome de La Habana sigue siendo un misterio.
En 2019, Canadá también redujo su personal diplomático en La Habana, luego de que 14 funcionarios presentaran síntomas similares a los de los 25 diplomáticos estadounidenses que habían sido evacuados de la isla dos años antes.
En marzo pasado, el Departamento de Estado nombró a la veterana diplomática Pamela Spratlen al frente del grupo de trabajo que investiga los incidentes en la embajada en Cuba, un equipo creado en 2018. Esta vez, Sprantlen rinde cuentas al secretario de Estado, entre otros altos funcionarios de la Cancillería.
En julio último, el presidente Joe Biden ordenó al Departamento de Estado examinar la posibilidad de incrementar el personal en la embajada de EEUU en Cuba, un proceso que según el portavoz de la Cancillería, será gradual con el transcurso del tiempo.
“El presidente Biden se ha comprometido a renovar el personal de nuestra embajada en La Habana para mejorar nuestra capacidad de relación con la sociedad civil y, en el momento apropiado, aumentar los servicios consulares, al tiempo que se garantice la seguridad de los diplomáticos estadounidenses en Cuba”, comentó el portavoz.
A raíz de los incidentes, que en un inicio fueron llamados también “ataques sónicos”, Washington prohibió que sus diplomáticos permanecieran en Cuba con sus familiares, medida que recientemente ha sido parcialmente modificada.
“El 16 de agosto último, el Departamento de Estado cambió el estatus de los diplomáticos en La Habana, de no acompañados a parcialmente acompañados. Sólo los familiares adultos elegibles de empleados en la embajada en La Habana podrán viajar o vivir en Cuba. Este cambio entra en vigencia de inmediato”, puntualizó el portavoz, que no precisó fecha, ni si la embajada podría entrar en pleno funcionamiento antes de que concluya el año.
“Estamos comprometidos a emprender este proceso de una manera reflexiva que se centre en la seguridad de nuestro personal”, concluyó.
(Con reporte de Michelle Sagué para Radio Martí)