Cuando en las madrugadas de este verano nos emocionábamos con Mijain López o Luis Orta, en la lucha grecorromana; o con nuestros boxeadores, canoistas y luego con la entereza de los paratletas, encabezados por la invencible Omara Durand, que pusieron a Cuba en lo más alto del podio en Tokio-2020, no pocos en el mundo se asombraron de la hazaña. Algunos, incluso, se preguntaban ¿Cómo lo han podido hacer?
No es incredulidad, pues el prestigio de la Mayor de las Antillas en esos grandes escenarios pasa, justamente, porque un pequeño país es capaz de codearse con la elite de los súper poderes hegemónicos, a pesar de que a los impactos mundiales de la pandemia se le ha sumado el recrudecimiento de un genocidio, que es el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos, al que se le agregaron 243 medidas para asfixiar a su economía y, en consecuencia, a su pueblo.
La pregunta tiene respuestas, y no pocas, como las de los científicos, los médicos, los maestros, los obreros, los ingenieros, los campesinos o quienes aseguran la defensa del territorio nacional, pero también está en los jóvenes, como los de la Universidad de la Ciencia, la Cultura Física y el Deporte (Uccfd), cuyos estudiantes concluirán, hoy, convocados por la FEU, y junto al Ministerio de Educación Superior y el Inder, tres días de un encuentro nacional pensando y analizando cómo participar en las soluciones de los problemas de la sociedad. Lo han hecho, desde la ciencia, desde su preparación de pregrado y ya buscan convertir sus experiencias en investigaciones que tributen a la transformación de esa célula social y esencial que es el barrio.
Experiencias como la de los estudiantes de la Uccfd en Matanzas, quienes crearon una página web para pacientes con COVID-19 y canales en Telegran, con el objetivo de llevarle una batería de ejercicios respiratorios para la recuperación de la enfermedad, incluyendo la práctica del Tai Chi; o la participación de los muchachos de Holguín y La Habana, en centros de aislamiento, en los hogares de ancianos o de niños sin amparo filial, con el objetivo de que la actividad física y la recreación sean, desde el aspecto lúdico una vía de salud, idea también expresada en Guantánamo, son esas respuestas, también convertidas en medallas de oro.
Y como la proactividad es el elemento táctico-estratégico para el triunfo, se escuchó la propuesta de la Universidad de Oriente de programas televisivos y en las redes sociales, con esos tipos de ejercicios. Se conoció cómo los estudiantes avileños actúan en su quehacer ante las enfermedades crónicas no trasmisibles, mediante las cualidades de la cultura física terapéutica y profilaxis ante ellas.
Este jueves, el presidente del Inder, Osvaldo Vento Montiller, les compartió a los estudiantes, incluso antes de hacerlo en su consejo de dirección, el análisis de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, cómo se enfrentó el reto y cuáles son los caminos que hay que seguir recorriendo. Y allí mismo, directivos y futuros profesionales de la cultura física y el deporte, coincidieron en escribir y publicar cómo se pudo lograr tan alto resultado, deteniendo la preparación por más de 160 días, cuando ya estaban en plena forma los atletas, algo que no está descrito en literatura deportiva alguna del entrenamiento deportivo.
Son muchas las respuestas, y muchos los medallistas de oro, y en esa Universidad, concebida por el Comandante en Jefe como hacedora de una carrera pedagógica y formadora de un individuo integral, también nacen los récords de un país sano y saludable.