La Habana, 13 sep.- Como promedio una de cada cuatro menores de 18 años se casa en Cuba, algo también común en América Latina. La necesidad de eliminar esta y otras prácticas nocivas es una de las metas globales analizadas en el informe “Las juventudes latinoamericanas y caribeñas y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Una mirada desde el sistema de Naciones Unidas”.
Según el documento de la autoría del Grupo de trabajo sobre juventud de la Plataforma de Colaboración Regional para América Latina y el Caribe, presentado en 2021, esta es la única región del mundo sin percibir una disminución del matrimonio infantil en los últimos 25 años.
Tal práctica puede limitar las oportunidades educativas, sociales y económicas de niñas y adolescentes, así como volverlas más vulnerables a diversas manifestaciones de la violencia de género. También tienen un mayor riesgo de adquirir infecciones de transmisión sexual y VIH, así como de un embarazo no planeado o no deseado.
Cuba ocupa el quinto lugar entre 23 países de América Latina con mayor índice de matrimonio infantil, junto a Panamá, México, El Salvador y Belice. En esas naciones el 26 por ciento de las mujeres de 20 a 24 años se había casado o tenía una unión estable ante de los 18 años, acorde a datos de 2017.
En relación a las uniones de niñas menores de 15 años, la nación caribeña se ubica en el séptimo lugar, con un cinco por ciento de incidencia, junto a Colombia y Suriname.
Alcances legales y de salud
La legislación cubana admite de forma excepcional el matrimonio de menores de 18 años con el autorizo de padres o tutores legales, siempre que se haya cumplido 14 años para el sexo femenino y 16 para el masculino.
Se espera que esta excepcionalidad, que además tiene un sesgo de género, sea eliminada en el nuevo Código de las Familias. Preocupación planteada desde la academia y el sector jurídico cubano desde hace años, se ha convertido en los últimos tiempos en una demanda del activismo feminista y en el centro de una campaña lanzada este año por la plataforma Yo sí te creo en Cuba.
En el “Diagnóstico sobre incidencia de legislaciones y políticas en el acceso de adolescentes y jóvenes a servicios de salud sexual y reproductiva en Cuba”, publicado en 2019, las juristas Yamila González Ferrer e Ivonne Pérez consideran esta excepcionalidad como uno de los peores rezagos en materia de género existentes a nivel legislativo en Cuba.
Según el Anuario Demográfico de Cuba publicado en 2019, contrajeron matrimonio 918 niñas y 106 niños. Estos datos solo se refieren a las uniones formalizadas que como tendencia en estas edades son menores que las uniones de hecho.
Por otra parte, ya que en algunos casos la entrada al matrimonio se debe al embarazo en la adolescencia, también se requiere fortalecer los servicios de salud sexual y reproductiva dirigidos a las adolescentes, de manera que se puedan prevenir los embarazos no deseados.
Fecundidad en la adolescencia
Datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa, por sus siglas en inglés) revelan que Cuba es uno de los tres países, de un total de 30, que no pudo disminuir el índice de embarazos en la adolescencia en el periodo 2000-2016, y es el segundo con mayor crecimiento en este indicador, solo superado por Paraguay.
En el 2016 la nación caribeña reportó 52 nacimientos por cada 1.000 mujeres entre 15 y 19 años. Estas cifras contrastan con el uso de anticonceptivos modernos por las casadas o en unión que integran ese grupo etario, siendo Cuba el cuarto país con mejor índice (59,9 por ciento) en esta práctica hasta 2018.
Sin embargo, en los últimos cinco años varios medios de prensa locales reportan la falta de condones masculinos en las farmacias cubanas, uno los métodos más recurridos por adolescentes, sostienen informaciones del Ministerio de Salud Pública y del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés).
No se conocen datos precisos sobre cómo afecta la emergencia sanitaria de la covid-19 la disponibilidad de estos recursos anticonceptivos y el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, como la interrupción voluntaria del embarazo cuyo acceso es universal y gratuito en el país.
Educación integral de la sexualidad
Si bien la maternidad en la adolescencia es un fenómeno que responde a diversos factores, entre ellos, los socioeconómicos y culturales, la falta de una educación sexual integral y de acceso a información y servicios de salud sexual y reproductiva también desempeña un papel importante, apunta el informe de Naciones Unidas.
En febrero pasado se firmó la Resolución 16 de 2021 del Ministerio de Educación para aprobar el “Programa de educación integral en sexualidad con enfoque de género y derechos sexuales y reproductivos en el sistema nacional de educación”, en sustitución del establecido en 2011.
El documento contiene las orientaciones metodológicas y de enfoque acordes con los diferentes grupos etarios para esta enseñanza e incluye contenidos relacionados con las formas de discriminación y violencia, el ciberacoso, el abuso sexual y el bullying homofóbico y transfóbico.
Aunque el programa no ha sido publicado en La Gaceta de La República de Cuba ni en el sitio web del ministerio, sí está referenciado en los perfiles de redes sociales de varias direcciones municipales de Educación. Como en otros países de la región su enfoque recibe cuestionamientos y rechazos de representantes de varias denominaciones religiosas. (2021)