Los logros de la ciencia cubana en la obtención de cinco candidatos vacunales, de los cuales tres han sido aprobados para su uso de emergencia por las autoridades del país, son silenciados por los grandes medios internacionales, y las investigaciones científicas relacionadas con esos resultados son discriminadas en las revistas de divulgación y plagiadas por industrias farmacéuticas.
Cuba avanza rápidamente en la vacunación de los adultos con los antígenos propios, cuyas pruebas han demostrado la alta eficacia y seguridad de la producción local, e inició este viernes la inmunización a niños y adolescentes, luego de rigurosos ensayos que validaron su uso en esas edades.
Sin embargo, existe desinformación en los grandes medios sobre sus avances en el área sanitaria, además de discriminación en los sectores científicos internacionales sobre sus investigaciones. Así lo denunció el director general del Instituto Finlay de Vacunas, Vicente Vérez Bencomo, en una entrevista con la televisora Russia Today.
El experto señaló que esa segregación ocurre fundamentalmente en las revistas indexadas, las que calificó como «una barrera que tiende a marginar los resultados científicos que vienen de países pobres». Explicó cómo los editores de las revistas científicas más importante del mundo han rechazado artículos de cubanos y después han publicado temas similares elaborados por autores de otros países.
La discriminación no ha sido solo por el lugar de origen, sino también por el género, obliga a las naciones de pocos recursos a difundir sus estudios en plataformas públicas, lo que ha generado que en algunos casos les hayan «robado» las ideas, asevera Vérez Bencomo. «Hemos sentido que no se citan nuestros resultados y que aparecen después publicados por multinacionales, sin siquiera referenciar a nuestra publicación».
El científico cubano, líder del equipo que ha desarrollado tres de las vacunas cubanas –Soberana 01, Soberana 02 y Soberana Plus–, afirmó que entre los retos que afrontaron estuvo el concebir un fármaco en tiempo récord para la ciencia cubana. Explicó además, que la producción de las vacunas ha sido un desafío con grandes obstáculos, debido a las medidas coercitivas de Estados Unidos que se han recrudecido, entorpeciendo el suministro y la adquisición de materia prima e insumos para realizar las investigaciones sobre los antígenos y para fabricarlos.
La discriminación y veto de los estudios cubanos también ha causado que se difundan informaciones falsas que ponen en duda la efectividad de los antígenos fabricados en la Isla. Ejemplo de ello fueron las declaraciones de la administración estadounidense poniendo en tela de juicio nuestras vacunas y la capacidad de la ciencia para enfrentar la pandemia.
Dichas acusaciones fueron respondidas por la comunidad científica cubana en una carta donde le manifestaron al mandatario que ha sido víctima de desinformación y refirieron las experiencias exitosas de inmunización desde hace décadas, a pesar del bloqueo.