MIAMI, Estados Unidos.- Varias activistas cubanas denunciaron el pasado 27 de agosto, en un webinar cuyo debate principal fueron las mujeres cubanas como figuras políticas activas y protagonistas de las protestas del 11 de julio, que las detenciones recientes en el país las han posicionado ante una maquinaria represiva que desconocían.
En el evento, organizado por Transparencia Electoral, participaron desde la isla María Matienzo y Camila Acosta, y desde el exilio, la abogada y directora ejecutiva de Cubalex, Laritza Diversent. También estuvieron Mónica Banegas, directora de Haciendo Ecuador y del Observatorio de Participación Política de las Mujeres, y la diputada hondureña Johana Bermúdez.
En el conversatorio, las cubanas abordaron los procesos que han atravesado como entes activos en la sociedad civil independiente cubana, además del acompañamiento a otras mujeres con familiares detenidos con el fin de lograr la excarcelación de estos.
La periodista María Matienzo, que actualmente trabaja junto a otras activistas para ayudar a esas mujeres en los procesos que atraviesan, lamentó que “somos muy pocas. La labor que se está haciendo se hace a mano porque no hay acceso a ciertos archivos judiciales que deberían ser públicos o de acceso a los familiares. Las personas que pertenecemos a la sociedad civil independiente no tenemos personalidad jurídica”.
“Nosotros estamos viviendo el 11 de julio en un bucle temporal. Nos enteramos a destiempo que las mujeres son enjuiciadas. Nos hemos enterado de procesos porque otra mujer sale de la prisión y nos cuenta. Así hemos podido ver la cadena de violencia que han vivido las mujeres manifestantes”, dijo.
Durante su presentación, Matienzo mencionó el caso de Letis Aile Patterson Rodríguez (madre de tres niñas), en el que es nulo el apoyo de la familia en la isla. Solo su madre, quien reside en el extranjero, se ocupa del proceso.
“Letis le ha mandado a su madre Madelaine Rodríguez cartas manuscritas para contarle que puede atentar contra su vida”, dijo.
Patterson Rodríguez tiene 27 años y actualmente se encuentra en la prisión del Guatao. Con anterioridad estuvo retenida en el Centro de Investigación Policial de 100 y Aldabó. Ella padece de asma crónica, lo que la convierte en población de riesgo si contrae el coronavirus en la cárcel.
La reportera de CubaNet también mencionó el caso de dos menores de edad apresados sin garantías procesales. Uno de ellos es Christopher Lleonart Santana, de 14 años y con retraso mental ligero, aún detenido en el Centro de Formación Integral “José Martí”, conocido como “El Combinadito”, y que confiesa haber sido golpeado en prisión.
El otro es Jonathan Torres Farrat, de 17 años y detenido el 13 de agosto. Desde ese día no ha podido continuar con su tratamiento para la hipertensión. Su novia está esperando un bebé.
Por su lado, Camila Acosta, detenida durante cuatro días por cubrir como periodista las manifestaciones, estuvo desaparecida por 48 horas sin que su familia supiera de su paradero. Al liberarla le impusieron una medida cautelar de reclusión domiciliaria.
“Compartí celda con varias mujeres. Muchas de las detenidas habían sido golpeadas, una madre y sus dos hijas tenían moretones de la golpiza, tenían un miedo terrible de lo que les pudiera suceder. Otra embarazada con problemas de tensión arterial no fue atendida hasta dos días después de ser detenida”, dijo la también periodista de CubaNet.
La abogada Laritza Diversent, de Cubalex, habló especialmente sobre la violencia que sufren las mujeres apresadas, las cuales, aseguró, han sido violentadas en todo momento, tanto en el arresto como en el traslado hacia los centros de detención, donde las condiciones higiénicas y de privacidad no son idóneas para una mujer.
“Los arrestos fueron violentos, se vieron a mujeres ensangrentadas y baleadas con balas de goma y hay al menos dos hombres procesados por defender a mujeres, es notorio. No es defenderlas contra otro hombre sino contra grupos de hombres armados (policía) que entrenados con técnicas de inmovilización aplicaron excesivamente la fuerza contra ellas”, denunció Diversent.
Decenas de las 174 mujeres que se conocen han sido detenidas son madres. Sus hijos han estado sin ellas el tiempo del encarcelamiento. “No les permitieron llamar a las familias para avisar que estaban presas, esto son técnicas utilizadas para amedrantar y no deben ser empleadas en un proceso penal”.
La abogada cubana agregó que “no solo podemos ver a las que fueron víctimas sino también que detrás de cada hombre detenido hay una mujer o varias buscando y sufriendo, tanto desde Cuba como desde el extranjero. Muchas fueron amenazadas de que no hicieran las denuncias públicas ni contrataran abogados. Incluso las han detenido cuando han ido a averiguar por ellos”.
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