La pérdida de cubiertas en instalaciones estatales y viviendas; la caída de árboles, tendidos eléctricos y telefónicos; así como daños en los cultivos, son algunas de las afectaciones que de forma preliminar se registran en Cuba tras el paso del huracán Ida.
Cerca de las dos de la tarde de este viernes, tocó tierra cubana por la Isla de la Juventud, siendo el municipio especial el primer territorio del país que recibió la fuerza de sus vientos de huracán categoría 1. El fenómeno no sorprendió a los isleños, quienes, con la experiencia de ser una de las regiones del país más afectadas por estos eventos, se prepararon para aminorar en todo lo posible el impacto y como resultado se evacuaron unas 3 000 personas.
A la provincia de Pinar del Río penetró sobre las siete de la tarde, por un punto a unos 20 kilómetros al Este de La Coloma, según datos de la Defensa Civil. Tras azotar a estos territorios y a las regiones de Artemisa, La Habana y Mayabeque, con lluvias fuertes y localmente intensas (abarcaron también a la región central), notables marejadas en el litoral sur y vientos que en localidades de Pinar del Río y el oeste de Artemisa alcanzaron en rachas velocidades entre 120 y 130 kilómetros por hora, el huracán Ida emergió al mar sobre las 9:30 p.m. por la costa norte occidental, para internarse desde la madrugada de este sábado en aguas del golfo de México.
La doctora Miriam Teresita Llanes, jefa del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, y el máster en Ciencias Armando Caymares Ortiz, especialista principal de esa entidad, precisaron a Granma que todavía durante la mañana predominarán los nublados en gran parte del país, con chubascos, lluvias y tormentas eléctricas, sobre todo en la región occidental, las que disminuirán gradualmente desde el mediodía.
En el transcurso del día de hoy, el huracán Ida continuará alejándose de Cuba, manteniendo un rumbo próximo al noroeste a través del golfo de México, donde proseguirá intensificándose en las próximas 24 a 36 horas.
Ida puso a prueba los protocolos cubanos ante eventos climatológicos, esta vez, en medio de una tormenta peor, un pico de transmisión de la COVID-19, que demandó mayor disciplina y rigor en el cumplimiento de las medidas orientadas.
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