En medio de un contexto que apuesta, cada vez más, por dinamizar la producción agropecuaria se ha favorecido el protagonismo del productor no solo en el surco, sino en toda la cadena de comercialización. El esfuerzo de todos vale el doble si de contribuir a esos objetivos se trata.
Por eso es que la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) se suma, con su papel orientador y de apoyo, al reto que el sector tiene por delante.
Recientemente, una representación de la dirección nacional de esa organización realizó un recorrido por agromercados de La Habana, atendidos por cooperativas de las provincias de Artemisa y Mayabeque, para monitorear cómo funciona hoy el abastecimiento de productos para la población, su variedad, calidad y los precios.
El punto de partida fue el mercado ubicado en Marianao, arrendado a la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Primero de Mayo, del municipio artemiseño de Güira de Melena, donde los criterios de clientes asiduos al lugar varían entre la estabilidad de productos e inconformidades con los precios y la calidad.
Mientras en el mercado se recibe la mercancía que, informan, llega dos o tres veces a la semana, el representante de la CCS Primero de Mayo, Eddy Arritora Rodríguez, explicó que las principales producciones de la cooperativa son las viandas y las hortalizas, al tiempo que los precios se han ido regulando según lo estipulado.
En ese escenario, a la jubilada Deisi Hernández Francisco le parece que el mercado siempre está bastante surtido con respecto a otros, así como le resultan accesibles los productos en cuanto a los precios.
Sin embargo, otros dos jubilados que esperaban ser atendidos, no piensan así. Coinciden en que sus ingresos no se corresponden con ese tipo de gastos. «La cuenta sigue sin dar», sentenciaron.
Al respecto, el representante de la cooperativa justificó el incremento de los costos de la producción, que incluyen un aumento salarial al obrero agrícola, subida al precio del combustible y la electricidad, entre otros aspectos, con independencia, dijo, de las nuevas medidas que benefician a los campesinos.
Incrementar la producción, agregó Arritora Rodríguez, es otro reto que cuesta insumos y, por tanto, dinero; los productores buscan alternativas; todo lo que esté al alcance lo organizamos para sembrar más porque, al fin y al cabo, esa es nuestra misión.
En ello coincide el administrador del local, Roberto Danis Campo, quien confirmó la estabilidad con que llegan los productos, considerando que, comparado con otros mercados de la zona, este es el que más mercancías recibe y con más frecuencia.
La cola, que va creciendo en minutos, lo demuestra, al igual que el mostrador, que en ese momento muestra varias viandas, frutas y hasta ají, pero dicen los clientes que las dos últimas ofertas no son regulares.
¿Qué pasa en otros mercados?
El escenario que muestra el mercado situado en la calle 19 y 48, surtido los martes y viernes por la CCS Frank País, del propio municipio de Güira de Melena, no es muy diferente al ya mostrado. Aquí también el jefe de almacén, Guillermo Reitor Pérez, explicó que la mercancía no solo llega con frecuencia, sino con la calidad que debe.
«Llegan productos variados, como el plátano vianda y fruta, chopo, habichuela, quimbombó y guayaba, además de que la minindustria envía mermeladas, salsas y puré de tomate… Todo eso se beneficia antes de salir a la venta, y se separa según los criterios de calidades», detalló.
En un local del municipio de Playa, donde vende sus productos la CCS Ubaldo Díaz Fuentes, de Güira de Melena, la mercancía es similar y se surte dos veces a la semana, dijo el representante de la cooperativa, Eloy Matos Díaz.
Explicó que los precios se están estableciendo según oferta y demanda, pero aseguró que en el establecimiento no han superado los estipulados anteriormente por el Gobierno.
Para Carmen Oliva Agüero, una cliente regular, sobre todo por el trato al consumidor –un comportamiento que fue visible en todos los agros recorridos–, los precios se deben seguir valorando, aunque reconoció que allí no están tan altos respecto a otros sitios.
«Me gusta venir porque no se exceden con los precios, pero pienso que siguen estando, incluso estos, por encima del presupuesto de la mayoría de la población. Tengo un nieto de seis meses para el que tuve que comprar unas pocas libras de malanga en 250 pesos, y eso no es lo único que él come, entonces, la cuenta aumenta», comentó.
Un escenario bastante favorable pudo verse en el mercado de Belascoaín y San José, en el municipio de Centro Habana, que pertenece a la CCS René O. Reiné, de la provincia de Mayabeque, la que, de acuerdo con el administrador del agro, Pedro Montenegro Ramírez, provee regularmente de productos agrícolas desde la aprobación de los nuevos precios.
Los surtidos en la tarima en ese momento –según el administrador, también los más frecuentes– eran el plátano, la malanga, la guayaba, e incluso, el maíz. Además, las ofertas cuestan en correspondencia con la categoría a la que pertenezca el producto, si bien la mayor parte del tiempo tienen alta calidad.
De manera general, varias cuestiones deben ser tenidas en cuenta. De acuerdo con Juan Guerra Gómez, funcionario de la dirección nacional de la ANAP, primero es importante entender que las ofertas de productos del agro siempre serán perfectibles, sobre todo, cuando se habla de la relación entre el precio y la calidad.
Además, el tema de la disponibilidad sigue siendo un reto, en el que, en este caso, las cooperativas deben buscar alternativas, así como deben fomentarse las minindustrias, porque permiten cerrar el ciclo productivo y brindarle a la población ofertas con valor agregado.
