Gina Rey, Doctora en Ciencias Técnicas y Master en Ordenamiento Territorial y Urbano, integra la sección de arquitectura de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), organización fundada hace ya seis décadas como resultado de la reunión en la Biblioteca Nacional, del Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz con las principales figuras de la intelectualidad cubana.
Acerca de la significación del discurso conocido como “Palabras a los intelectuales” destacó la reconocida arquitecta:
“Pienso que fue una frase muy profunda que marcó el carácter social y el pensamiento a partir del Triunfo de la Revolución porque ya los artistas, además de su proyección individual, adquirían el compromiso de trabajar para que la sociedad fuera mejor, a través del efecto enriquecedor, que significan el arte y la creación artística en general, para el ser humano”.
En opinión de la profesora auxiliar de la Facultad de Arquitectura de La Habana, la casa principal de la Uneac, declarada Monumento Nacional, ostenta notables valores arquitectónicos.
Vitral que se encuentra al final de la escalera en la casa principal de la Uneac (Foto: Maya Quiroga)
“Tiene muchos de los atributos de las casonas de El Vedado: una arquitectura ecléctica pero de una gran calidad, con materiales muy ricos como su escalera de mármol y su vitral, con diseños muy valiosos. Este palacete de esquina ocupa una parcela grande. Se realza con sus jardines bastante amplios y su verja perimetral de hierro forjado que, de por si, es una obra de arte.
“Eso se repite, en menor escala, en la casa que está al frente (la de la presidencia), aunque no ostenta la magnificencia ni las grandes dimensiones de la otra mansión pero también tiene sus valores como tantas otras de la zona”.
Para la también, Premio a la Vida y Obra de Arquitectura 2015, El Vedado es un gran conjunto urbanístico excepcional que se conserva bastante bien a pesar de la falta de mantenimiento: “Debe ser un orgullo, para todos los habaneros y para todos los cubanos, contar con una pieza urbana como esta”.
Gina explica que la arquitectura tiene la particularidad de desarrollar una obra de arte con una técnica determinada. Y que lo mismo un edificio de vivienda, un museo, una fábrica que una escuela posee un componente artístico de diseño y al mismo tiempo cumple una función social.
Desde la presidencia de la Uneac, se ha producido un mayor acercamiento hacia esta manifestación que tiene puntos en común con las artes visuales. La sección de arquitectura existe desde hace varios años y sus integrantes tienen como preocupación fundamental elevar la calidad de las obras nuevas que se ejecutan.
“En los últimos tiempos se han realizado un grupo de acciones que están encaminadas precisamente a mejorar la calidad de vida de la población y a contar con espacios urbanos más calificados”, advierte Gina.
Como parte de los festejos por el aniversario 60 de la fundación de la Uneac tuvo lugar en el mes de abril la presentación en los jardines de la institución del libro “El Vedado. Tradición y Modernidad en la arquitectura habanera”, escrito por la arquitecta Madeline Menéndez, con fotografías de Néstor Martí.
Además se inauguró en la galería Villa Manuela una exposición sobre el Movimiento Moderno Cubano, con curaduría de Eduardo Luis Rodríguez, quien realizó una selección de imágenes de las grandes obras de la arquitectura cubana pre-revolucionaria, del período revolucionario tales como las Escuelas de Arte, el Centro de Investigaciones Científicas y otras muy importantes de esa etapa.
Asegura Gina que en una de las comisiones del recién finalizado Congreso de la Uneac se plantearon las principales insatisfacciones que existen en cuanto a la calidad de los nuevos conjuntos de viviendas.
“Se abogó porque aún cuando la arquitectura cubana sea de carácter social, para resolver el problema de la vivienda en un país con recursos limitados, se puedan mejorar la arquitectura y el urbanismo de los conjuntos urbanos que se construyen en la periferia que, además, han sido justamente objeto de críticas por parte de la población tales como: Alamar, San Agustín y otros tantos que hay en casi todas las ciudades del país”.
Para la profesora se debe buscar una mayor variedad de tipologías constructivas. No tiene por qué repetirse el mismo modelo de edificios, puede mejorarse la calidad de los materiales de construcción y también la terminación de los inmuebles, apunta.
“No se deben dejar las urbanizaciones inacabadas: sin calles, aceras, áreas verdes, parques u otros espacios. Es necesario conjugar la economía de la construcción con la calidad de vida de los habitantes que después van a habitar en esas zonas”.
Indicó que otro de los planteamientos del Congreso estuvo relacionado con la importancia de que los arquitectos jóvenes participen en proyectos importantes, que se fomenten e impulsen concursos de arquitectura para los programas que se ejecutan en el país como son: hoteles, hospitales y universidades.
“Las nuevas generaciones de arquitectos son muy talentosas. Deben tener la oportunidad de hacer sus obras y dejar un legado valioso a las futuras generaciones que esté a la altura de nuestra sociedad”, concluye la docente.