Caracas, Venezuela.–«Ahí están los artistas, pintando, fotografiando, registrando este momento para la posteridad», persuade Oscar Sotillo Meneses, director de la IV Bienal del Sur, Pueblos en Resistencia. «Estos tiempos de aislamiento físico han traído un nuevo momento de reflexión», opinó, en alusión a las propuestas presentes en el evento, que vive su segunda semana.
Con sus creaciones, nacidas en medio del drama pandémico que sufre el planeta, 200 artistas (incluidos 52 anfitriones) de 27 países, prestigian a la más importante cita internacional de la plástica, que auspicia la nación sudamericana.
Al margen de lo complejo en su magnitud y formato –virtual por primera vez–, el certamen acoge obras presentadas en lenguajes, manifestaciones y estilos diversos, atributos que enriquecen a este parlamento del arte en rebeldía.
Un collage de instalaciones, fotografías, videoarte, escultura, performance, pinturas…, pone a creadores de cuatro continentes a dialogar sobre el mundo y sus desafíos, a repensar sus realidades y a transformarlas, a proponer desde la insurgencia. «Desde los espacios más recónditos aparece el arte como medio de comunicación y expresión de los pueblos», ponderó Sotillo Meneses, «la experiencia es sorprendentemente atractiva».
A través de sitios virtuales y redes sociales el público accede a los foros, talleres, charlas, simposios y conversatorios que tienen lugar con –y entre– los participantes, incluidos siete cubanos. Agustín Bejarano, José Contino, Ibrahim Miranda y Carlos del Toro, con su Grabado en Revolución, inspirado en la Cuba de los años 60.
Yudit Vidal Faife, Entre hilos, alas y pinceles, proyecto que fusiona tejidos y pinturas. Yusnier Jiménez Quintana exhibe el Rescate de Antonio Maceo, y Ricardo Miguel Hernández la serie fotográfica Cuando el recuerdo se convierte en polvo.
Entre sus más de cien actividades, el evento, que se extenderá hasta las postrimerías de septiembre, incluye una programación infantil, Pequeña Bienal del Sur. Otra vez la cultura, desde lo diverso defiende lo identitario. Juntos, en resistencia, artistas y pueblos sueñan, esbozan el porvenir.