Sin apartarse de la creciente línea de hostilidad hacia Cuba, el gobierno de Estados Unidos anunció nuevas sanciones contra funcionarios cubanos y una unidad de prevención de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).
Esta vez la Casa Blanca apuntó a dos funcionarios del Ministerio del Interior y a una unidad especial conocida como los ‘boinas rojas’, según informó Andrea M. Gacki, jefa de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro.
Se trata de la tercera ocasión en que la administración Biden emite tales disposiciones después de los disturbios de hace más de un mes, denunciados por el gobierno de Cuba como parte de los planes por tratar de provocar la desestabilización interna en la isla.
Las medidas anunciadas el viernes apuntan a Romarico Vidal Sotomayor y Pedro Orlando Martínez, del Ministerio del Interior (Minint), así como a las Tropas de Prevención de las FAR.
En su cuenta en Twitter, el canciller cubano, Bruno Rodríguez rechazó ‘las medidas oportunistas de Estados Unidos contra funcionarios del Ministerio del Interior y las Tropas de Prevención de las FAR’ que ‘reflejan la doble moral de un gobierno acostumbrado a la manipulación y la mentira para mantener el bloqueo contra Cuba’.
Al amparo de la Ley Global Magnitsky, fueron incluidos en la lista de los llamados Nacionales Designados Especialmente (SDN, por siglas en inglés), a quienes se les congelan los activos y no podrían viajar a Estados Unidos.
El gobierno estadounidense aplicó esas disposiciones por supuestamente violar los derechos humanos durante las ‘manifestaciones pacíficas’ del 11 de julio, pero vídeos difundidos en redes sociales mostraron actos vandálicos y atentados deliberados contra los agentes del orden y la propiedad estatal.
Con el mismo pretexto la OFAC también sancionó al ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, el general de cuerpo de Ejército Álvaro López Miera, y a la Brigada Especial Nacional del Minint.
Las autoridades cubanas consideran esas restricciones irrelevantes desde el punto de vista práctico, pero políticamente sí tienen implicaciones, porque son parte de la escalada agresiva impulsada desde Washington, que incluso ha presionado a terceros países para que se pronuncien contra Cuba.
Casi siete meses después de asumir la presidencia, Biden mantiene vigentes las 243 medidas coercitivas adoptadas durante el mandato de Donald Trump que refuerzan el cerco unilateral que hace seis décadas intenta asfixiar al pueblo cubano.
Aunque el demócrata prometió un cambio de política hacia la nación insular durante su campaña presidencial, muchos de los electores de origen cubano residentes aquí, que votaron por él bajo ese compromiso, dicen sentirse traicionados al observar que lejos de un acercamiento muestra ser hasta más duro que Trump.