LA HABANA, Cuba.- La familia de Reyniel Pacheco Hernández no lo ve desde el día 12 de julio cuando lo detuvieron. “Ese día él venía con mi mamá de un turno médico y un grupo de policías lo paró y se lo llevó. No hizo nada. Se lo puedo jurar por sus tres hijos y por mis dos niñas”, asegura su hermana, Yanisleydis Pacheco Hernández.
Pasaron varias semanas sin que se supiera de su paradero. “Hace siete días un preso me llamó y me informó que mi hermano se encuentra detenido en una prisión llamada Quivicán, y que no le habían celebrado juicio aún”, es la única noticia de que está vivo. Inmediatamente la familia contrató a un abogado, pero hasta el momento de publicar esta nota CubaNet tampoco este había podido verlo, no obstante, presentó hace 10 días un cambio de medida que acaba de ser negado.
Según la policía, tienen fotos de Reyniel Pacheco parado en una esquina el 11 de julio, “por eso se lo llevaron el 12”, denuncia su hermana, que ya está desesperada porque desde ese día no tiene casi información de Reyniel. Él sabía que no debía participar porque padece tres tipos de epilepsia, razón por la que desde los 13 años es considerado una persona discapacitada.
“A los 13 lo quitaron de la escuela y lo pusieron a trabajar en una panadería. Allí trabajó sin descansar, y al cabo de 12 años lo sacaron”, recuerda Yanisleydis la vida de Reyniel antes de que este decidiera irse del país y terminara deportado en 2017, porque no tuvo quien “lo sacara ni reclamara y se hiciera cargo de él, porque nosotros no conocemos a nadie en los Estados Unidos”.
De la panadería lo sacaron, cuenta Pacheco Hernández, porque en su ausencia robaron, y luego lo acusaron. Aunque nunca se comprobó su culpabilidad, lo botaron y no pudo ejercer más como panadero, “por eso decidió irse del país”.
“Los que han ido soltando nos han dicho que le dieron golpes”, y corroboran otros testimonios de que “si no gritan ´arriba Díaz-Canel´ le ponen desacato”, lo que hace pensar a Yanisleydis Pacheco que su hermano ha pasado por esa tortura varias veces, porque lo están acusando de “desorden público”, “propagación de epidemia” y “desacato” a la autoridad.
Blanca Rosa Hernández Martínez, la madre de Reyniel Pacheco, pidió un permiso especial para poder viajar de Güines, el municipio donde viven, a las oficinas de 15 y K en el Vedado, donde radican las oficinas de Atención a la Población del departamento de prisiones nacional. Allí la funcionaria que la atendió no solo le confirmó los cargos a los que se enfrenta su hijo, sino que no lo dejarían ver.
“Mi mamá le dijo que si no lo dejaban ver era seguro porque estaba muy golpeado”, dice Yanisleydis Pacheco, pero la funcionaria negó que esas fueran las razones. No obstante, insistió en que fueran a la prisión de Quivicán a ver al teniente coronel que está atendiendo el caso.
“Mi hermano es especial. Es servicial con los vecinos. Yo puedo asegurar que no ha cometido ningún delito. Él tiene que estar al lado de sus tres niños que ahora es cuando más lo necesitan”, y parte de su preocupación es que los dos adolescentes hijos de Reyniel Pacheco “andan muy rebeldes por esta situación”, y pese a sus temores los entiende porque ella misma está profundamente decepcionada de la justicia en este país.
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