Guáimaro, Camagüey.–Ya lo dijo quien lo dijo: «La técnica es la técnica y sin técnica…». De ello dan fe los operarios del tejar de Cascorro: si antes necesitaban todo un día para elaborar de forma manual unos 2 000 ladrillos, con los «hierros» que acaban de recibir, la productividad se elevará a 4 000… en solo una hora.
El cambio obedece a la instalación allí de una minindustria destinada a la fabricación local de productos derivados de la arcilla, la que unida a otra que se pone en marcha en el tejar Las Mercedes, de la ciudad cabecera provincial, constituirán un fuerte espaldarazo a la construcción y reparación de viviendas en esas demarcaciones.
El nuevo equipamiento de tecnología china fue donado a Cuba por las agencias de Rumanía y de Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, a través del proyecto Reconstruyendo Mejor Post Irma, con capacidades locales, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud).
Primeras en llegar al país, ambas minindustrias se suman al esfuerzo nacional en la búsqueda de alternativas para mejorar el fondo habitacional, muy dañado tras el paso del huracán Irma en septiembre de 2017, que en el caso de la provincia de Camagüey dejó un saldo de más de 43 000 afectaciones de diverso tipo.
Sobre el uso potencial del barro, muchas veces se ha resaltado la importancia de revitalizarlo en la producción local de cara a la vivienda, especialmente ante los desafíos que enfrenta hoy la industria de materiales de la construcción, dado el déficit de cemento y de acero.
Se trata, además, de una oportuna contribución al rescate de la producción alfarera en el territorio agramontino, buena parte de cuyos inmuebles fueron edificados a base de ladrillos, tejas y rasillas, sobre todo en la otrora Villa de Santa María del Puerto del Príncipe, hoy Camagüey, con 507 años de fundada.
Al ofrecer detalles sobre las bondades de la línea, Aida Regla Antúnez, directora de la Empresa Provincial de Materiales de la Construcción del Poder Popular, explicó que, con solo variar la boquilla de la máquina, se pueden hacer tres dimensiones de productos diferentes, desde el ladrillo estándar hasta el aligerado.
Agregó que se gana en productividad, calidad y variedad de surtidos (la planta fabrica también tubos y conexiones para redes hidrosanitarias), mejoran las condiciones de trabajo y se eleva la remuneración del colectivo laboral, en fin, constituye una buena alternativa para el programa de desarrollo local.
A tales ventajas se suma, al decir de Eduardo Moreno Velazco, intendente del municipio de Guáimaro, la existencia de la materia prima necesaria a unos cuatro kilómetros del tejar de Cascorro, lo cual contribuye a reducir los costos y resulta una garantía para la estabilidad del proceso productivo.
«En estos momentos –comentó–, tomamos las experiencias para incorporar la fabricación de elementos de techo, con la modalidad de bóvedas hechas de ladrillo, lo que reportará un ahorro de materiales de cubierta y, de esa manera, de esta unidad empresarial podrán salir las partes de una vivienda completa».
Refirió el Intendente que las capacidades productivas creadas en el tejar de Cascorro les deben impregnar un mayor dinamismo a la construcción y rehabilitación de viviendas en el territorio, en especial de aquellas pendientes aún de solución, tras sufrir daños de diversa magnitud ante los embates del huracán Irma.
Según precisó Tomás Vázquez Enrique, director del Programa nacional de producción local y venta de materiales de construcción, para la instalación de las minindustrias se dio prioridad a Camagüey, Ciego de Ávila y Sancti Spíritus, por ser las provincias más fuertemente golpeadas por el fenómeno meteorológico.
«Tenemos la intención, y así es la prioridad otorgada por la máxima dirección del Gobierno para cumplir con la Política Nacional de la Vivienda, de incorporar, de manera gradual, este tipo de plantas en el país, para lo cual se tendrá en cuenta la disponibilidad de recursos naturales en 68 municipios», aseguró el directivo.