En los últimos días se ha observado un aumento en las cifras de altas médicas de pacientes con COVID-19 en Cuba, las cuales pasaron de 5 875 (16 de julio) a 11 174 (17 de julio) y a 10 481 (18 de julio), según datos del Ministerio de Salud Pública (Minsap) de la Isla.
Este incremento coincide con una modificación realizada al procedimiento para dar de alta a los pacientes, mediante la cual no es necesario esperar a tener un PCR negativo. El 17 de julio, durante una reunión del Grupo Temporal de Trabajo para la prevención y control del nuevo coronavirus, el ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, explicaba que quienes resulten positivos a la COVID-19 por 14 días o más, serán dados de alta con seguimiento en el hogar si se encuentran bien clínicamente, debido a que estos pacientes poseen bajo riesgo de trasmisión de la enfermedad.
No obstante, desde el 8 de julio también se ha producido un incremento en la cantidad de casos diarios.
Un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 20 de julio señala que la variante Delta de la enfermedad, la cual se ha extendido en los últimos meses a más de 100 países, se encuentra asociada a un mayor número de contagios durante las etapas iniciales de la COVID-19.
Además, el texto informa que estudios realizados en algunas naciones con la presencia de esta cepa encontraron que su carga viral era 1 200 veces mayor que otras variantes e incrementaba los riesgos de hospitalización, admisión en unidades de cuidados intensivos y muerte en 120 %, 287 % y 137 %, respectivamente.
El 19 de julio, la Dra. Guadalupe Guzmán Tirado, jefa del Centro de Investigaciones, Diagnóstico y Referencia del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), apuntaba que la circulación de la variante Delta en el país ha aumentado de 1.4 % en mayo a 26 % en junio. A su vez, se identificó la presencia de esta cepa en el 74.5 % de los casos graves y críticos estudiados en las provincias de La Habana, Matanzas y Camagüey en abril y junio.
Desde enero de este año, después de una actualización al protocolo para el manejo clínico de la COVID-19, se decidió que las personas con resultado positivo a la prueba de antígenos comenzaran de inmediato el tratamiento contra la enfermedad, sin esperar los resultados de la prueba PCR. El tratamiento incluye la administración de interferones a los pacientes sospechosos y de Itolizumab, Heberferón/Heberón y Jusvinza a los clasificados como de alto riesgo.
Según un artículo publicado en la Revista Cubana de Farmacia, estos medicamentos incrementan la capacidad del sistema inmune para combatir la enfermedad. Asimismo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la OMS especifican que tales medicamentos reducen el deterioro de la función pulmonar y la letalidad del virus.
Para el 19 de julio, el 18.8 % de la población cubana se encontraba inmunizada; es decir, ya se habían aplicado tres dosis de Abdala o Soberana-02. Al mismo tiempo, para esa fecha aproximadamente 3 millones de personas habían recibido la primera dosis y 2 millones la segunda.
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