Las emisiones de dióxido de carbono, principal gas causante del calentamiento global, podrían alcanzar un máximo histórico en 2023, advirtió este martes la Agencia Internacional de la Energía (IEA, inglés), en un informe que señala que solo el 2% del financiamiento para la recuperación de la economía tras la pandemia se dedica al sector de la energía limpia.
Los fondos dedicados a estas energías por Gobiernos y entidades del mundo representan apenas el 35% de los necesarios para cubrir los objetivos de limitación del cambio climático, advierte la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
Pese a la caída de 5.8% en las emisiones de CO2 durante 2020 por el impacto de la covid en la actividad económica e industrial, la previsión apunta a una recuperación del 4.8% en 2021 y un regreso paulatino a los niveles prepandemia de 2018, cuando quedó fijado un récord global de emisiones de 37.1 gigatoneladas (miles de millones de toneladas métricas).
De los 16 billones de dólares en los programas de recuperación poscovid, solo el 2% va a inversiones en energías limpias, dijo Fatih Birol, director ejecutivo de la IEA.
“Esto no es suficiente, y lo que veremos será un récord en el 2023. Es muy preocupante”, advirtió.
En el informe publicado este martes, la IEA calcula que con esa inversión insuficiente en políticas de transición energética, las emisiones de gases de efecto invernadero llegarán a un nivel récord desde 2023 y seguirán creciendo en los años siguientes.
Sobre la base del análisis de 800 medidas tomadas en medio centenar de países hasta el segundo trimestre de este año, los autores del informe calculan que los Gobiernos han dedicado unos 380 000 millones de dólares a energías limpias, lo que representa únicamente en torno al 2% del dinero de los planes de recuperación.
Las sumas de dinero público invertido en energías limpias, que deberían servir para captar otros 350 000 millones de dólares anuales adicionales de flujos privados entre 2021 y 2023, suponen un incremento del 30% respecto a lo que se invertía estos últimos años.
Sin embargo, quedan lejos del billón de dólares anuales que la propia IEA considera necesarios en el periodo 2021-2023 para poner al mundo en la senda de los objetivos climáticos internacionales, que pasan por conseguir la llamada “neutralidad” de las emisiones de CO2 hacia 2050.
“A pesar de las mayores ambiciones climáticas, el volumen de fondos de recuperación que se van a dedicar a energías limpias es solo una ínfima parte del total”, dijo Birol en un comunicado.
“Los Gobiernos tienen que incrementar el gasto y la acción política rápidamente para cumplir con los compromisos que asumieron en el Acuerdo de París en 2015”, subrayó, en referencia a la cumbre que fijó las metas para intentar limitar el calentamiento global a 1.5 grados por encima de los niveles preindustriales.
La alerta de la IEA ha coincidido con un informe de BloombergNEF que revela cómo los países miembros el G20 (responsables de hasta tres cuartas partes de las emisiones globales) han destinado 2.8 billones de euros en subsidios a industrias de combustibles fósiles desde 2015, el año en que se firmó el Acuerdo de París.
Más allá de la escasez de fondos públicos para energías limpias, la agencia también ha constatado grandes diferencias en la dotación para la transición energética, según los países.
Mientras en las economías avanzadas esas inversiones cubren el 60% de las cantidades esperadas de los fondos de recuperación, en los países emergentes y en desarrollo el porcentaje se reduce al 20%.
De acuerdo con la hoja de ruta elaborada por la IEA y el Fondo Monetario Internacional (FMI), una inyección de un billón de dólares anuales en energías limpias (equivalente al 0.7 % del producto interior bruto (PIB) global) durante tres años, generaría un aumento de la actividad global de 1.1 puntos de PIB cada año.
Con esa inversión, el PIB en 2023 sería 3.5 % superior al que habría sin las medidas recomendadas y al mismo tiempo se salvarían o se crearían gracias a ellas nueve millones de empleos en el periodo 2021-2023.
Birol recalcó que los países ricos deben cumplir sus promesas de contribuir con 100 000 millones de dólares al año a inversiones para reducir las emisiones y mitigar el impacto del cambio climático en el los países emergentes.
“No es que falte capital, es que el capital no llega a los proyectos necesarios en los países emergentes”, dijo, y consideró que este será el tema más caliente en la cumbre del clima COP26 que se celebrará en Glasgow, en noviembre.
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