LA HABANA, Cuba. – Siguen dando mucho que hablar los candidatos vacunales cubanos. Y en un grado tal que los portavoces del régimen hasta les han hecho el honor de colocarlos al lado del omnipresente “bloqueo”. En un segundo plano, claro, pero llama la atención el nuevo tema que aborda y desarrolla la propaganda castrista: “Cuba es un país subdesarrollado, pero sus vacunas tienen éxito a pesar del recrudecimiento del bloqueo”.
Las trompetas de la agitación comunista no dejan de sonar: Y lo hacen por igual con la candidata Soberana 02 (que, según ellos mismos afirman, alcanzaría una eficacia del 96% con un esquema de tres dosis), que con Abdala que (siempre según las mismas fuentes gobiernistas) superó el 92%.
Primeramente, el diario oficialista Granma, al dar el primer reporte sobre la efectividad de Soberana 02 (sobre el 62% con dos dosis) dejó chiquita la cursilería de los nombres patrioteros de las candidatas vacunales. En un bajante digno de figurar en los anales del desatino, la pedantería y la ridiculez, escribió: “¡Cuba, mira qué hermoso tu pueblo, ponte el traje de listas azules con la estrella solitaria!”.
Este exabrupto que quiere ser poético, perpetrado por Leslie Díaz Monserrat y publicado el pasado día 20, dejó sin muchas opciones a los escribidores encargados, apenas al día siguiente, de dar la noticia (mucho más favorable en el aspecto numérico) de Abdala.
De todos modos, estaría por ver qué dirán los científicos internacionales y los de países extranjeros sobre estos recientes anuncios de la propaganda castrista. Las autoridades cubanas, en un raro ejemplo de pluralismo, afirman que encomendaron la obtención de los resultados de las vacunas a “un grupo independiente liderado por el Instituto de Cibernética, Matemática y Física”.
Por encima de esa autoproclamada “independencia”, no podemos olvidar lo declarado el pasado martes a Diario de Cuba por el prestigioso científico matancero Eduardo López-Collazo, quien dirige un importantísimo centro investigativo en España. “Yo de las estadísticas cubanas no me fío absolutamente nada, no me las creo jamás”, fue su frase lapidaria.
En un plano más concreto, el estudioso comentó: “Están probando la vacuna de manera masiva y diciendo que es una frase tres. Que es necesario porque la urgencia nacional lo necesita y sus comités de ética lo han aprobado, perfecto. Pero que no lo vendan al mundo como que es una fase tres porque tendrán problemas si quieren comercializar la vacuna”.
Esto puntualiza lo declarado por el mismo científico en otra entrevista que se le realizó en abril: “Es algo inusual. Se está haciendo una fase 3 que prácticamente es una fase 4. Es decir, muy masiva”. Y matizó: “Se podría justificar esta gran escalada por la emergencia sanitaria, pero, de cualquier manera, es algo no muy recomendable”.
En ese contexto enrarecido, ¿qué harán (al dictaminar sobre los méritos —o falta de ellos— de las vacunas cubanas) los comités científicos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de los países extranjeros que sean potenciales compradores de esos productos biotecnológicos!
En cualquier caso, está claro que la aspiración suprema de los mandantes del habanero Palacio de la Revolución es la de recibir todos los permisos y autorizaciones habidos y por haber, y contar con la posibilidad de comercializar las vacunas de fabricación nacional.
Llegado ese momento, no sólo las vacunas antes mencionadas, que son ahora más publicitadas, sino también otras de nombre no menos estridente (como la “Mambisa”), se convertirán en producto predilecto de exportación de este sistema que ¡(en Cuba) no es capaz de producir ni azúcar!
Entonces, resurgirán ante las autoridades del país, como un bumerán, los titulares tendenciosos que sus medios no escatimaban meses atrás, cuando la perspectiva de comercializar esos productos parecía más irreal. Como este de Cubadebate: “COVID en el mundo: Vacunas contra el coronavirus, entre el bien público y las expectativas de ganancias”.
¿Tendrán los actuales mandantes cubanos esas repudiables “expectativas de ganancias”? Estoy convencido de que sí, y no habrá que esperar demasiado para ver cómo se proyectarán los castristas en este asunto.
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