La Habana, 25 jun.- Unido al jolgorio por sus 25 años de creado, el dúo Obsesión asegura sentirse maduro, con un sentido más autocrítico, una visión más global de cuánto significa la cultura hip hop como espacio de inclusión y reivindicación de las zonas y actores menos visibilizados de la sociedad cubana.
Magia López Cabrera y Alexey Rodríguez Morla (el Tipo este) señalan que reflejar distintos problemas sociales y, en especial, la recurrente mirada hacia la negritud son puntos esenciales dentro de un discurso narrativo que se distancia de lo comercial.
Fundado en 1996, el dúo Obsesión considera su “cuartel general”, al municipio habanero de Regla, su entorno de génesis y fundamento, y escenario de sus grandes peñas.
Proyección de vida
A juicio de los artistas, ese espacio barrial ha sido y es excelente medio referencial para la afirmación de diversas temáticas y conceptos. Estos, traducidos en textos de temas musicales, resaltan, por ejemplo, la importante salvedad que hace el dúo en cuanto al tratamiento racial, pues sostienen su trabajo a partir de una visión pronegritud y antirracista.
El dúo Obsesión fundó el proyecto sociocultural El Club del Espendrú, una plataforma donde surge cada presupuesto que aparece en los textos que interpretan y donde se reafirma “el real potencial y accionar del negro dentro de la sociedad cubana”.
Sostienen López y Cabrera que se trata de un espacio para repensar los valores por encima de prejuicios establecidos y que aún perviven en la sociedad cubana, para redimensionar una estética, una belleza que no se fomenta en los códigos promocionales y para revalorizar un modo de vestir, de peinar, de danzar que responde a códigos raigales no ponderados en los medios masivos de comunicación.
Esta visión abarcadora se escucha en el Disco Negro, publicado por Obsesión en 2011, cuyos temas versan sobre la valoración de la identidad racial, a partir de un discurso rico en matices, negado a expresar la victimización y sí la denuncia.
La magia de una mujer negra
Como parte de Obsesión, la figura femenina ha sido muy significativa porque, en consonancia con su nombre, su presencia ha instaurado una especial magia en cuanto a significados.
Para ella “representa mucho marcar desde finales de los noventa alguna tendencia dentro del movimiento de hip hop, no solo desde la imagen, sino también desde la actitud, desde la proyección como mujer, teniendo en cuenta sobre todo la evidente mayoría «macho» que distingue al movimiento”, apunta López.
Aunque comprende que su presencia contiene una serie de significados, en tanto determina nuevos modelos de personas negras y también de artistas, para la reconocida rapera lo más importante es representar la diversidad de la narrativa y la vida afro, más allá de la manera de llevar el cabello, los turbantes o el vestuario en general.
“Todo eso son complementos que no necesariamente definen lo que pensamos, somos y hacemos”, asegura.
Retos cumplidos y sueños
Uno de los grandes retos cumplidos por Obsesión es el impacto e influencias logradas por su redescubierto de figuras negras relevantes de la historia nacional cubana y de su gran contribución en la formación de la nación.
Esa búsqueda de raíces les ha servido, según comentan López y Cabera, “para adentrarnos también en nuestra historia familiar, para reclamar espacios, para autorreconocernos y para cada vez crear y crecer”.
Apuntan que el trabajo de Obsesión puede tornarse infinito “mientras a nivel social haya una interrogante o una denuncia que parezca caer en tierra de nadie”. Desde los inicios de su carrera artística como dúo aprendieron la importancia de la autogestión y en eso entra el diálogo con las instituciones culturales, acotan.
Además, reconocen el valor de las alianzas, y por eso salen a “tocar puertas” o asumen alternativas propias, “pero nunca la respuesta ha sido desistir”, subrayan.
Hoy están inmersos en la celebración de los 25 años, en la preparación de una nueva etapa de trabajo que, dada la situación epidemiológica del país, tendrá que acomodarse a las circunstancias. Anuncian que está en fase de terminación un disco producido por el jazzista Alberto Lescay.
Entre sus aspiraciones mencionan: “Seguir viajando, hacer conciertos, discos, colaborar, pero, sobre todo, la voluntad de seguir juntos es el faro, es el premio, es nuestra obsesión”, indican los artistas. (2021)