En su naturaleza, en las motivaciones esenciales que le dan sentido, la Revolución cubana siempre ha mirado, de modo especial, en dirección a los más vulnerables. Estos tiempos de COVID-19 —que han hecho heridas y han puesto al desnudo las fragilidades pero también lo heroico— van dejando en la Isla lecciones cuyo alcance humano servirá para cuando hayamos vencido esta pesadilla epidemiológica.
Es esa la filosofía que en el país está guiando a numerosos maestros y expertos pedagogos, quienes han emprendido, entre otros métodos, una pesquisa educativa que busca apoyar a los niños, adolescentes y jóvenes a quienes el nuevo coronavirus obligó al confinamiento, a recibir clases sin la presencia cercana del maestro, y por tanto a mirar con incertidumbre sus perspectivas de vencer materias y de graduarse de algún nivel de enseñanza.
Para intercambiar sobre ese desafío, sobre el cumplimiento de indicaciones relacionadas con las posibles secuelas que va dejando la epidemia de la COVID-19, y sobre cómo hacer cuando el proceso de enseñanza-aprendizaje transcurre en el hogar, tuvo lugar en el Palacio de la Revolución un encuentro entre el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista, y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y profesores de la Universidad de Ciencias Pedagógicas «Enrique José Varona», así como profesionales y directivos del sistema de educación.
En una jornada que también estuvo presidida por el viceprimer ministro, Jorge Luis Perdomo Di-Lella, y por el miembro del Secretariado y jefe del departamento de Educación, Deportes y Ciencia en el Comité Central del Partido, Jorge Luis Broche Lorenzo, varios maestros compartieron experiencias sobre cómo grupos multidisciplinarios han diseñado estrategias para acompañar a profesores, a estudiantes, y a familias enteras, en escenarios con inevitables aislamientos físicos.
En la capital, en municipios que han sufrido una alta incidencia de transmisión de la COVID-19 —como San Miguel del Padrón, Centro Habana, Diez de Octubre y Marianao—, se hicieron labores pedagógicas para atenuar los impactos de la epidemia y para atemperar métodos a las características de las comunidades.
El Dr. Jorge Luis del Pino explicó detalles sobre cómo la Universidad de Ciencias Pedagógicas «Enrique José Varona» se ha convertido en un espacio de asesoramiento a docentes que han tenido que desempeñarse de modo sui géneris en estos tiempos. Igualmente hizo referencia a esfuerzos conjuntos de la casa de altos estudios con estructuras provinciales y municipales del sistema de educación, y a un estilo participativo y de saberes compartidos.
Fueron, explicó, esfuerzos destinados a apoyar a las familias y a los alumnos. Ante la carencia de una docencia directa, los empeños incluyeron ajustes curriculares en defensa de la continuidad de los estudios, «para no perder, como dijo allí un maestro, a los muchachos». Y en ese despliegue estuvieron presentes las pesquisas pedagógicas como caminos para llegar al interior de las familias más vulnerables.
Durante la reunión lo maestros destacaron el valor del trabajo persona a persona, la loable posibilidad de la casa convertida en escuela, y la visita —no obligatoria— a los hogares. Sobre esta tercera acción, se expresó en la jornada que nadie —durante la pesquisa educativa— fue con un papel en la mano, haciendo preguntas, sino con la voluntad de conversar para tocar el corazón de cada familia.
Los directores municipales de Educación acogieron con entusiasmo la propuesta pedagógica de desplegar acciones en la comunidad, ese escenario que envuelve a la escuela. Ana Iris Ortiz Machado, al frente del ámbito educacional en el municipio de Centro Habana, expresó que en el territorio cada idea novedosa fue acogida con éxito. En medio de la pandemia, dijo, la escuela continuó teniendo protagonismo; y la pesquisa educativa ha sido una herramienta que permitió apoyar a los estudiantes más afectados emocionalmente.
Se trabaja en una escuela pedagógica diferente, afirmaron los expertos; y el diagnóstico y las acciones que han tenido como escenarios a los municipios de La Habana ya han sido compartidos con otros epicentros pedagógicos del país, en aras de estrategias más eficaces y unificadas a lo largo de la Isla.
La maestra Lázara Granados Guerra resaltó cuánto gana el desarrollo local con estrategias pedagógicas que buscan atenuar impactos negativos de la epidemia. Y destacó la importancia de escuchar más al maestro para el momento en que se vayan a elaborar los planes de estudio.
Las buenas experiencias, las que comenzaron por los territorios más complejos de la ciudad, se irán extendiendo a toda la capital. Y ante la pregunta del Presidente Díaz-Canel Bermúdez sobre cuándo el país estaría en condiciones de extender esa buena práctica a todos los municipios, los maestros informaron que toda la experiencia acumulada en tiempos recientes se convertirá en un modelo de actuación integrado, en un modelo positivo que ayude a bajar tensiones con miras al comienzo del nuevo curso escolar.
A quienes tanto hacen por acrecentar ese tesoro intangible que es la educación, el Jefe de Estado les expresó que dentro de lo que ellos explicaron y señalaron como aprendizaje, hay ideas «que se han desarrollado ahora y que llegaron para quedarse».
Apuntó que todo ese sistema de atención diferenciada a la familia, a los más vulnerables, no está solo enmarcado en las situaciones de pandemia: «Tendremos que extenderlo —afirmó el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista— como parte de una práctica del proceso docente educativo que la vida nos llevó a perfeccionar en estas condiciones, y que incluso podemos hacer mejor en una situación de normalidad».
El mandatario invitó a los expertos a trabajar y a socializar cada idea de la estrategia, cada regulación necesaria, cada resultado a validar, para que ese sea el camino de ir implementando todo el conocimiento acumulado en estos tiempos nada fáciles.