Una contundente victoria logró hoy la mayor de las Antillas en la Asamblea General de las Naciones Unidas, que por 184 votos a favor, 2 en contra y 3 abstenciones aprobó la resolución “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”.
Al intervenir en Naciones Unidas, Rodríguez Parrilla enfatizó que el pasado año Cuba -como el resto del mundo- tuvo que enfrentar los desafíos extraordinarios de la pandemia y el gobierno de los EE.UU. asumió al virus como aliado en su despiadada guerra no convencional.
El canciller denunció que la administración de Estados Unidos recrudeció, de manera deliberada y oportunista, el bloqueo y provocó al país pérdidas por alrededor de 5 mil millones de dólares.
El presidente Trump, recordó Rodríguez Parrilla, adoptó 243 medidas coercitivas unilaterales para restringir el arribo a la Isla de viajeros estadounidenses y perjudicar terceros mercados turísticos.
“Adoptó medidas propias de tiempos de guerra para privarnos de suministros de combustible, persiguió los servicios de salud que prestamos en otros países; incrementó el acoso a las transacciones comerciales y financieras en otros mercados, y se propuso amedrentar con la aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton a inversionistas y entidades comerciales extranjeras.
“También impidió el flujo regular e institucional de las remesas a las familias cubanas; asestó duros golpes al sector cuentapropista y obstaculizó los vínculos con los cubanos residentes en Estados Unidos y la reunificación familiar”.
El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba señaló que las más de 200 medidas se mantienen hoy vigentes y “paradójicamente van conformando la conducta del actual gobierno estadounidense, justamente en los meses en que Cuba ha experimentado el mayor incremento de infectados, el número más alto de fallecidos y un efecto económico superior de la COVID-19”.
“La plataforma de campaña del partido demócrata prometía a los electores revertir rápidamente las acciones tomadas por el gobierno de Donald Trump, en particular la eliminación de la restricción de los viajes a Cuba, las remesas y el cumplimento de los acuerdos migratorios bilaterales, incluyendo los visados”.
Está demostrado, prosiguió, que una amplia mayoría de los estadounidenses apoya el levantamiento del bloqueo y su libertad de viajar a la Isla, y que los cubanos que viven en ese país desean relaciones normales y bienestar para su familia.
“Algunos culpan de esta inercia a las ambiciones electorales asociadas a La Florida o a los equilibrios nada transparentes de las élites políticas y legislativas en Washington. ¿Qué pensarán de lo que ocurre quienes votaron por Biden?”, se preguntó el canciller.
Rodríguez Parrilla resaltó que Cuba buscó proteger a todos del virus, activó su universal y sólido sistema de salud, y contó con la abnegación, disposición al sacrificio y la alta calificación de su personal, así como movilizó al personal científico y a su industria biofarmacéutica y dispuso del apoyo y del consenso manifiesto del pueblo y, en particular, de los jóvenes y estudiantes que concurrieron como voluntarios a las zonas de riesgo y a las pesquisas epidemiológicas.
“Por eso, pudimos desarrollar con rapidez protocolos nacionales altamente eficaces de atención a los contagiados y sospechosos de COVID-19; crear capacidad de hospitalización para todos los infectados; garantizar la plena sostenibilidad de los servicios de cuidados intensivos; el aislamiento institucional de los contactos de los enfermos; el acceso gratuito a las pruebas de PCR o antígenos, así como la puesta en marcha de laboratorios de biología molecular en todas las provincias del país”, dijo.
De acuerdo con el canciller, cuando el bloqueo cruelmente impidió el suministro de ventiladores pulmonares, Cuba desarrolló su producción nacional con prototipos propios. “Todo este esfuerzo de la nación -indicó- ha permitido mantener comparativamente una muy baja letalidad de la pandemia, en especial entre el personal de Salud, lactantes, niños y embarazadas”.
“Es notable que una pequeña Isla bloqueada haya producido cinco candidatos vacunales y aplicado tres de estos en estudios de intervención o intervenciones sanitarias a 2 244 350 cubanos con al menos una dosis y se proponga vacunar al 70% de su población durante este verano, y al total de la misma ante de concluir el año, a pesar de que el bloqueo está obstaculizando de forma severa el escalado industrial de dichas producciones”, señaló.
El canciller cubano consideró en naciones Unidas que este es un resultado ilustrativo del esfuerzo de la ciencia al servicio del pueblo y de la eficacia de la función pública.
“Cuando durante la pandemia arreció la campaña calumniosa del gobierno de Estados Unidos contra la cooperación médica, Cuba envió 57 brigadas especializadas del Contingente Internacional “Henry Reeve” a 40 países o territorios, quienes se sumaron a los más de 28 000 profesionales de la salud que ya en ese momento servían a 59 naciones”.
El bloqueo -manifestó- priva también a la industria nacional del financiamiento para importar los insumos necesarios destinados a la producción de alimentos, que provocó la caída de la producción porcina y de otros bienes.
“Las importaciones de alimentos desde los Estados Unidos se realizan bajo estrictas licencias y condiciones discriminatorias y sus discretos montos son incomparables con el enorme daño del bloqueo en la finanzas y los efectos de su aplicación extraterritorial en terceros Estados.
“Doy testimonio del sufrimiento y la ansiedad que provocan en las familias cubanas el desabastecimiento y la inestabilidad de productos imprescindibles y de primera necesidad, visibles en largas colas que a diario agobian a los cubanos en medio de la pandemia”.
El canciller abundó que en el desabastecimiento de las tiendas y el aumento desmedido de los precios, pese a esfuerzos del gobierno, impactan decisivamente las medidas de endurecimiento del bloqueo en condiciones de pandemia y de crisis económica global.
Se refirió en el podio de naciones Unidas a lo expresado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz el pasado 16 de abril: “El daño que estas medidas causan al nivel de vida de la población no es fortuito, ni fruto de efectos colaterales, es consecuencia de un propósito deliberado de castigar en su conjunto al pueblo cubano”.
En Naciones Unidas el mundo con Cuba
Rodríguez Parrilla afirmó que el bloqueo es una violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos de todo el pueblo de Cuba, y es un acto de genocidio contra todo un país.
“Las autoridades de Estados Unidos han tratado cínicamente de sembrar la idea del fracaso del sistema y de la ineficiencia del gobierno cubano, de que las medidas coercitivas no afectan al pueblo ni son realmente un factor significativo en las dificultades de la economía nacional, pero veamos los datos”.
El canciller contabilizó que, desde abril de 2019 hasta diciembre de 2020, el bloqueo causó daños a Cuba por 9 157 millones de dólares a precios corrientes, 436 millones mensuales de daños como promedio.
En el último quinquenio, por ejemplo, las pérdidas ascendieron a más de 17 000 millones de dólares, mientras que los daños de esta política durante seis décadas alcanzan 147 853 millones de dólares a precios corrientes, y al valor del oro un billón 377 000 millones.
“El pasado 10 de junio, nuestro sistema bancario y financiero se vio obligado a suspender, temporalmente, la aceptación de depósitos en efectivo de dólares estadounidenses”, señaló.
El canciller destacó en naciones Unidas que esta fue una medida imprescindible ante los obstáculos del bloqueo para darle valor de uso a esa moneda: “Es un paso que se quería evitar, pero que resultó impostergable”.
Rodríguez Parrilla subrayó en Naciones Unidas que el bloqueo es el principal obstáculo para el desarrollo del país. “¿Qué ocurriría -pregunto- a otras economías, incluso de países ricos, si se les sometiera a condiciones similares? ¿Cuáles serían los efectos sociales o políticos?”.
El canciller acotó que el bloqueo es un acto políticamente motivado, perfectamente descrito en el infame memorando del subsecretario de Estado Léster Mallory, del 6 de abril de 1960. “Lo complementa maliciosamente una intensa campaña de injerencia política en los asuntos internos con programas de subversión a los que el gobierno de EE.UU. dedica cada año decenas de millones de dólares del presupuesto federal y fondos encubiertos”.
El propósito, comentó, es producir inestabilidad política y social en el contexto de las dificultades económicas que el propio gobierno de Estados Unidos causa.
En Video: Votación en Naciones Unidas
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