Más de 100 personas comentaron una publicación en Facebook que solicitaba información sobre las mulas que viajan a Rusia. La mayoría no respondía a la pregunta, se ofrecía para ir.
Moscú ha sido el destino de cientos de cubanos desde que los aeropuertos reiniciaron sus operaciones en noviembre pasado. Mantener vuelos con turistas de ese país ha permitido que los cubanos encuentren en estas aerolíneas una posibilidad para ir y regresar.
Unos 25 mil cubanos entran a Rusia cada año, según datos de la Guardia Fronteriza citados por El País. El Gobierno de Vladimir Putin no les exige visa; para llegar a territorio moscovita bastan un pasaje y un pasaporte en regla. Como turistas, sin permiso de trabajo, los cubanos pueden permanecer allí por 90 días.
El desabastecimiento en Cuba y con este la posibilidad de vender productos comprados en el extranjero (Rusia en este caso) han pesado más que la amenaza de la COVID-19. Ni el aislamiento obligatorio ni el pago en moneda libremente convertible ni la posibilidad de quedar varados ante un cierre han detenido la llegada de cubanos al Aeropuerto Internacional de Moscú-Sheremétievo. En Rusia hay una oportunidad, y los cubanos «donde las dan, las toman».
Viajar a Rusia de compras
En el mercado mayorista de Lyublino, en el sureste de Moscú, es posible encontrar todo tipo de ofertas baratas al por mayor: ropa, productos de aseo y cosmética, equipos electrodomésticos, joyería, lencería, etcétera. Allí llegan cubanos todos los días, también durante la pandemia.
En Lyublino hay tiendas para cubanos. Algunas usan una bandera para atraer a los isleños. En otras, los recibe un saludo conocido: «¿qué volá, asere?». Los dueños de varios negocios son nacionales que emigraron a Moscú hace años.
Lula Morgunova los conoce a casi todos. Ha ido a Rusia seis veces en los últimos tres años. Para ella es una rutina llegar al mercado de Lyublino. «Quería viajar a Panamá, pero mi hijo no tenía visa y el proceso no era fácil», cuenta. «Aquí podemos venir sin problemas y, como conozco el idioma, es más fácil para ambos».
Lula llegó a Cuba en 1983, casada con un cubano que estudió en la otrora Checoslovaquia. Hace un par de años comenzó a viajar para hacer compras y sacarle provecho a su nacionalidad rusa.
«Al principio fui a Panamá como mula. Luego vi cómo funcionaba el negocio y me uní a algunas amigas. Después empezaron los viajes a Moscú y decidí que mi hijo podría acompañarme. Tiene 22 años».
La rusa de 58 años acompaña a un grupo de cubanos que viajan a Moscú y no saben ruso. En los primeros viajes le pagaron como traductora. En los últimos, lo ha hecho gratis. El grupo se ha vuelto una familia.
Migdalia es miembro del grupo. Solía viajar a Nicaragua, pero suspendieron los vuelos y tuvo que encontrar otra «vía de escape». Entonces, habló con su vecina Lula y se fueron juntas.
«Lo más terrible fue el idioma —se lamenta Migdalia. Si yo no entiendo el inglés, menos voy a entender el ruso. «La suerte era tener a Lula que, además, es alguien de confianza. Algunos cubanos que viajan regularmente buscan mulas que sepan hablar ruso».
Emigrar de Cuba a Rusia
Captura de pantalla de mensajes publicados en grupos de Facebook recientemente.
Aunque la embajada rusa en La Habana aclara que «la estadía por más de 90 días en el territorio de Rusia sin visa es ilegal, por tanto, serán sujetos a las leyes migratorias rusas y sufrirán las consecuencias que de ello se derivan», muchos cubanos que llegan a Moscú deciden no regresar.
Entre enero y diciembre de 2019 el Departamento de Migración de la Federación de Rusia registró más de 10 mil cubanos en situación irregular. Otros 6 213 poseían estatus legal por turismo, estudios, trabajo y demás. A solo 44 se les otorgó la ciudadanía y 431 recibieron permiso de residencia permanente o temporal.
Una vía popular para conseguir la residencia es el matrimonio con algún nacional de ese país, «pero estar legal por otra vía es casi imposible porque la burocracia es muy grande. Conozco muy pocos cubanos residentes», cuenta Yordan Roque.
Yordan llegó a Rusia en 2013 para quedarse. Para él lo más difícil es el idioma, algo esencial: «Si no sabes hablar ruso es muy posible que te estafen o que no puedas encontrar trabajo. Es un país grande y con una cultura diferente a la nuestra. Aunque no nos hace mucho caso la policía, el estatus ilegal nos afecta porque no tenemos derecho a nada», cuenta.
Un reportaje de El País narró en abril de 2020 las historias de varios cubanos que decidieron quedarse en Rusia y han encontrado trabajo —en negro— en supermercados, la construcción, la limpieza. La mayoría, sin embargo, aún no ha podido recuperar el dinero invertido para viajar a Rusia
Zulema de las Mercedes Pardo pagó 3 000 USD por un billete de avión, alojamiento, la promesa de papeles y un trabajo «estable». Vendió su cuarto en un solar del Vedado y se fue a Rusia en 2019. Las imágenes del Mundial de Fútbol, un año antes, «la encandilaron».
«Yo veía las fotos de amigos en Facebook tan felices y paseando por las plazas de Moscú, que caí en la trampa de que todo es una maravilla», cuenta a través de WhatsApp. No he podido ver más a mi hija ni hacer dinero suficiente para traerla. Tampoco tengo las condiciones».
Zulema lamenta no haber conseguido un estatus legal en más de dos años. A través de WhatsApp recibe fotos de su niña de 6 años, al cuidado de la abuela paterna.
En un apartamento con otras nueve personas —seis hombres y tres mujeres— ha logrado trabajos temporales de poco más de 1 000 rublos al día (14 USD).
«He hecho de todo: limpieza, venta de productos, trabajo en el campo… lo que haga falta», cuenta. «Pero regresar no es una opción. Todavía no».
Yordan, que ha tenido más suerte que Zulema, cree, sin embargo, que son algunos cubanos «los culpables» de que hoy los rusos «los exploten o maltraten» o los vean como lacra.
«En mis años aquí he visto cómo se ha transformado el afecto que sentían debido a las relaciones históricas entre ambos países», cuenta. «Uno de los escándalos que conmocionó a la sociedad rusa fue cuando un cubano mató a otro y lo tiró en una estación de trenes. Al principio no se sabía qué había pasado y un año después se descubrió que había sido asesinado por un coterráneo. Otros crímenes de este tipo también involucran a cubanos», explica.
«La vida aquí es difícil, como la de cualquier inmigrante. No conoces el idioma, vives con quince o veinte personas hasta que te estabilices —si lo logras— y trabajas 12 horas diariamente», cuenta Darelys Valladares. «El invierno, además, es durísimo».
¿Trampolín hacia la Unión Europea?
«Ingenua», «habla claro, te quieres ir» fueron algunas respuestas que recibió Dasniurka cuando preguntó en un grupo de Facebook si era posible viajar en tren desde Moscú a Madrid.
«Hola. Necesito que me orienten. Viajo a Rusia, pero quiero visitar a unos amigos y familiares en España. Me informaron que puedo ir en tren de Rusia a España. Mi pregunta es: ¿para sacar un pasaje en tren qué documento me piden? Gracias a todos y espero me puedan ayudar», escribió.
Su publicación generó más de setenta comentarios. Algunos ofensivos, otros explicándole que llegar a Rusia no significa llegar a la Unión Europea (UE), como muchos cubanos imaginan.
«Sin visa Schengen no puedes moverte a la UE, y si no la tienes estate tranquila en Rusia o te deportan para Cuba. Tampoco puedes tomar el tren Transiberiano para viajar a Alaska, esos son cuentos», le respondió un usuario.
No todos los cubanos que viajan a Rusia pretenden hacer compras o establecerse. Algunos creen que podrán moverse a un tercer país. Pocos lo logran, en travesías que pueden durar meses o un año. La mayoría se resigna a vivir en una situación irregular o deciden regresar a Cuba.
En grupos de cubanos en Rusia, o por viajar a Rusia, Yordan Roque suele explicar estos asuntos a sus compatriotas. Según cuenta, lo hace para que otros no pasen lo que él pasó. «Lo que más me afectó fue no tener ningún paisano que fuera capaz de ser solidario sin interés».
Yordan fue uno de los afortunados; logró llegar a España tras más de tres meses de recorrido. Estuvo preso en las fronteras de Grecia e Italia. «Pasé ratos muy amargos», recuerda.
«Hay quien cree que existe un tren directo, o que por las Islas Diómedes se puede brincar a Alaska. Todos esos, cuentos, historias de estafadores», dice. «La vía que conozco es la que hice yo: Rumanía, Macedonia, Grecia, Italia, Francia y España. Otras personas antes iban por Polonia a Alemania, pero cada vez se ha cerrado más el cerco».
Yordan «casi enloquece» durante su travesía. «Cuando llegué a España ya ni recordaba qué quería ahí», rememora. «Es un proceso muy difícil. Quien lo logra es porque viaja solo y logra escabullirse. Quienes viajan en grupo son más visibles».
Según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) a mediados de 2020, se habían contabilizado 81 solicitudes de asilo de cubanos en Grecia, Finlandia y Macedonia. En Hungría, Lituania, Polonia, Serbia y Eslovaquia había 140 refugiados de origen cubano. Todos estos países, cercanos a Rusia, forman parte de las rutas que normalmente siguen quienes quieren llegar a Italia, Alemania o España.
Estafas a cubanos en Rusia
Con la promesa de llegar a la Unión Europea, muchos estafadores endulzan el oído a cubanos que viajan a Rusia.
Bien lo sabe Iscander Manuel, que se avergüenza de haber confiado —y pagado— a quien le prometió pasaje de ida y vuelta y la promesa de trabajo para él y su mamá. Aún no ha llegado al mes en Moscú y está desesperado por regresar a Cuba.
«No tenemos dinero ni para comprar el pasaje de regreso. Cuando llegamos al aeropuerto le dimos todo nuestro presupuesto a quien nos conseguiría alojamiento y trabajo. Nunca más lo volvimos a ver», cuenta.
Iscander y su mamá han conseguido un trabajo temporal recogiendo rosas. Mal pagados, sin dinero para hacer compras que les permitan recuperar parte de la inversión una vez que regresen a Cuba, apenas pueden pagar la comida de ambos y el alquiler.
«Pedí tres meses de licencia sin sueldo antes de salir de Cuba y espero poder regresar a tiempo para recuperar mi trabajo», explica.
Describe su cuarto: hay varias literas donde duermen otros cubanos que fueron estafados como él. «Los de más suerte», aclara. «Algunos que volaron con nosotros están de mendigos en la calle».
A través de un audio en WhatsApp, otro cubano que prefiere no identificarse denuncia a quienes los estafaron. «Un tal Mauricio, otro a quien llaman Piolo y una pareja se dedican a traer a los cubanos y los engañan. Uno cae en la trampa, loco por salir de Cuba. Aquí los recogen en el aeropuerto y los montan en un taxi hacia cualquier lugar, o los llevan para una tienda grande. A veces te dicen que no hay trabajo y se pierden». La vaguedad con que identifica a sus timadores es señal del nivel de información que tenía sobre ellos y de la informalidad del trato.
El idioma, coinciden todas las víctimas, es lo que más los hace vulnerables.
Una de las habitaciones en que se rentan los cubanos por períodos indeterminados. Foto: Cortesía de uno de los entrevistados.
La alerta sobre estafadores es común en los grupos de redes sociales. Algunos ofrecen pasaje, alojamiento y trabajo; otros, vías para llegar a España o Italia. Siempre caen víctimas, atraídas por el precio favorable que a veces tienen los pasajes si se compran en la propia Rusia.
«Les prometen que les sacarán un boleto de ida y vuelta por alrededor de 1 500 dólares, que incluye cuatro maletas extra en el viaje de regreso. El pago se debe hacer aquí, una vez llegado el viajero a Moscú. El que saca el pasaje no envía copia del boleto —como debe y puede hacer—, sino una lista en la cual aparecen los nombres de los enrolados. Sin el código del viajero, los que van a volar no tienen cómo saber si su pasaje es de ida y vuelta o no», alertó Héctor Miranda en Facebook.
«En los últimos días esos casos se han hecho comunes y no son pocos los cubanos, principalmente mujeres, los que han sido víctimas de timadores de su propia nacionalidad», remarcó Miranda.
Documento enviado por los estafadores. Solo figura la fecha del vuelo de ida y no de regreso. Cortesía: de uno de los entrevistados.
Para no ser víctimas de estafa, los viajeros cubanos a Rusia deben tener en cuenta algunos consejos: solicitar todos los datos del boleto para poder chequearlo en línea, pedir fotocopia de los documentos identificativos de quienes ofrecen los servicios, asegurarse de que el boleto incluye vuelo de regreso, informarse sobre las medidas sanitarias y los requisitos de entrada, equipaje y viajes en la Federación Rusa y países del espacio europeo. También pueden usar buscadores de vuelos entre Rusia y Cuba y confirmar allí los precios.
«He visto casos de personas que trabajan durante una semana o un mes y luego no les pagan, o les pagan menos de lo acordado. Como están ilegales no pueden reclamar», alerta Zulema. «Mejor emplearse en algo en el que paguen al finalizar la jornada».
¿Por qué llegan a Cuba tantos enfermos de COVID-19 desde Rusia?
De los 1 644 casos de COVID-19 importados a Cuba en mayo, el 88 % fueron viajeros procedentes de Rusia. De ellos, 1 406 eran nacionales y solo 42 rusos. Desde el país europeo ha llegado la mayoría de los enfermos con fuente de infección en el extranjero en los últimos meses; antes eran turistas, ahora son cubanos.
En noviembre pasado las autoridades cubanas emitieron una alerta a los turoperadores sobre el número creciente de nacionales rusos que llegaron enfermos a la Isla. En el caso de los cubanos, las cifras de personas contagiadas a su regreso al país son tan elevadas que el Consejo de Defensa Provincial determinó limitar para cubanos residentes en Santiago de Cuba «la entrada y salida a países de riesgo (principalmente Rusia)» a una frecuencia trimestral.
Dianela*, una sicóloga holguinera, se lamenta porque algunos de sus pacientes están planificando ir otra vez.
«No hay percepción de riesgo, o al menos la motivación para ir a comprar es mucho más fuerte», especula. «He tenido pacientes que aún tienen secuelas de la enfermedad y solo piensan en regresar a Moscú porque no se enfermarán más en algunos meses. Otros, colegas de la salud incluso, no respetan las medidas sanitarias. He visto de todo».
Tres veces por semana Dianela debe visitar, junto a un grupo multidisciplinario, a los pacientes que son dados de alta clínica. En aislamiento domiciliario estas personas deben esperar por el resultado negativo del segundo PCR, el cual determina el alta epidemiológica.
Dianela confiesa que siente «rabia» con quienes se han contagiado irresponsablemente. Según ha recogido en encuestas, algunos sí se cuidaron, pero otros, visto que no era obligatorio usar mascarilla en Moscú, se expusieron todo el tiempo al virus.
Yordan Roque coincide con ella. Vivió siete años en Moscú y viaja allí regularmente por cuestiones de negocios.
Él tiene una teoría: «El problema de que los cubanos están regresando a Cuba con COVID-19 son los hospedajes. Se alquilan en cuartos con 6 o 7 literas y ese tumulto es peligroso. Además, no suele haber mucha higiene en estos arrendamientos. A ello se suma que en Rusia no es obligatorio usar la mascarilla en público».
En algunos videos publicados en redes sociales es posible notar que en el mercado mayorista de Lyublino se exige la mascarilla… al menos a la entrada. Luego las personas comienzan a relajarse y no cumplen esta medida.
Los cubanos no son los únicos con baja percepción de riesgo en Rusia. Aunque este país logró crear muy temprano su propia vacuna contra la COVID-19 (Sputnik V), a mediados de junio apenas el 10 % de la población había sido inmunizada. Los medios de prensa reportan que existe rechazo por parte de algunos habitantes. Los vacunatorios en hospitales, clínicas, centros comerciales y hasta restaurantes suelen estar vacíos.
Varias clínicas de Rusia realizan PCR por 2 500 rublos (35 USD). El resultado negativo de esa prueba es imprescindible para la entrada a Cuba. Sin embargo, este no será el único gasto.
Desde el 5 de junio el Gobierno cubano cobra en moneda libremente convertible (MLC) el alojamiento en hoteles a los cubanos que regresen por todos los aeropuertos, excepto el José Martí de La Habana y el Antonio Maceo de Santiago de Cuba.
Los «paquetes» por 7 noches incluyen desayuno, almuerzo y comida y rondan los 300 USD como mínimo.
* Dianela es un nombre falso a solicitud de la entrevistada por motivos de privacidad.
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