Mientras algunos de sus hermanos, amigos y conocidos disfrutaban la juventud y hasta formaban sus familias, a Orlando Cardoso Villavicencio le tocó una realidad muy distinta, entre rejas e incomunicado totalmente con sus seres más queridos durante años. Tendría que recurrir a la fantasía para no enloquecer y vivir de alguna manera sus sueños. Entre ellos, el de ser padre.
Huir de Cuba en el tren de aterrizaje de un avión
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