Aun en medio de las fuertes tensiones económicas por el recrudecimiento del bloqueo yanqui contra Cuba y un panorama agravado por la COVID-19, los trabajadores de la Empresa de Cemento Siguaney mantienen la producción de una fábrica que arriba a la media centuria con nuevos proyectos para buscar eficiencia y ahorro energético, junto al compromiso de alcanzar al final del año las 75 000 toneladas del producto planificadas.
Según Gonzalo Reina Aguilar, director de la entidad, la planta, única en Cuba que fabrica cementos blanco y especiales, nunca ha dejado de trabajar en su medio siglo de vida, a pesar de que sí ha sufrido paradas momentáneas por mantenimiento, pero no por largo tiempo.
“Hoy esta empresa está en muy buen momento, toda vez que actualmente tiene cumplido el plan de fabricación de cemento blanco y, aun cuando por pequeñas cantidades no se cumple con el gris, se mantienen las entregas a los programas priorizados de la vivienda y el Ministerio de Comercio Interior y están dadas las condiciones para resarcir ese atraso en el mes de agosto” puntualizó Reina.
Motivaciones sobran para un colectivo que responde al incremento de salario con un respaldo productivo y nuevas ideas y proyectos que conducen a adelantos tecnológicos y mejoras en la calidad de vida de los trabajadores con un programa de construcción de viviendas, otro de atención al hombre que incluye la venta de alimentos por autogestión de la propia empresa y el cultivo de tres caballerías de tierra en aras de lograr la independencia alimentaria de la entidad.
De igual modo, acotó el directivo, ya es una realidad el consumo de aceites usados y lodos petrolizados. “Para ello adaptamos un carro en camión cisterna y se prevé convertir otros dos para formar una flotilla y así trasladar esos desechos líquidos que generan la refinería Sergio Soto, de Cabaiguán, y los talleres automotores, lo que ahorra cientos de toneladas de crudo”, añadió.
En esa misma línea existe un programa que incluye la utilización de placas fotovoltaicas, el uso de neumáticos en desecho a fin de emplearlos en la quema como combustible y un proyecto de automatización de algunos equipos, este en conjunto con la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, en Santa Clara. De igual modo, explicó Reina Aguilar, a todo el proceso productivo se une la fabricación de cementos con adición, el PZ y el CA-16, que se utilizan para construcciones menos exigentes como un registro o una acera, productos más baratos y eficientes que la población pudiera adquirir para acciones constructivas de ese tipo.