Hace más de 10 años que la espirituana Saylí Alba Álvarez se coló entre los vericuetos de la música campesina para escudriñar a fondo sus diversas manifestaciones. Desde entonces, gracias a su andar por todo el país en busca de las esencias de este género, se detuvo en el punto espirituano para conocer qué lo hace único dentro del punto cubano.
Para saberlo, la también profesora de la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez (Uniss) no escatimó las lecturas ni el intercambio con los cultores hasta que materializó el Proyecto de Promoción e Investigación de la Décima y otras tradiciones asociadas, el cual abrazó entre sus principales líneas a El punto espirituano: Identidad y patrimonio cultural de la nación cubana, indagación que se alzó con uno de los seis premios de la Academia de Ciencias de Cuba 2020, en Ciencias Sociales y Humanísticas.
Como un homenaje a todos los defensores de esta tradición en la provincia, Escambray abunda en los presupuestos que defendió dicho estudio, al tiempo que desnuda sus principales aportes para la cultura del territorio.
¿En qué se centró la investigación El punto espirituano: Identidad y patrimonio cultural de la nación cubana?
“El estudio abundó sobre las peculiaridades del punto espirituano, qué lo hace diferente dentro del punto cubano. Sin embargo, también reveló sus dos variantes: punto esquinero y punto de Arroyo Blanco. El punto esquinero es el mismo punto espirituano, pero sin acompañamiento musical, y generalmente se cantan cuartetas, aunque se pueden emplear décimas completas.
“Por su parte, el punto de Arroyo Blanco constituye una variante del punto espirituano. Musicalmente resulta diferente, tiene otra cadencia, es más rápido, posee mucha velocidad en los cierres y eso gusta mucho. Los cantadores entran indistintamente con décimas aprendidas y no cantan a dúo. Sobre este particular la investigación no solo aportó las características musicales, sino sociales, el contexto que permitió la permanencia de la tradición”.
¿Qué presupuestos abrazó el estudio?
“Durante toda la indagación defendí la idea de una política de difusión acertada, de una estrategia de promoción con solidez y, por supuesto, la postura crítica en torno al abandono institucional que han sufrido los exponentes de esta práctica en Sancti Spíritus. A partir de ahí insistí en la necesidad de asumir estrategias de comunicación que respondan a los programas de desarrollo cultural y a los objetivos de las instituciones”.
A su juicio, ¿cómo se cultiva el punto espirituano en la provincia?
“Lo cultivan la Parranda Típica Espirituana, las parrandas de Arroyo Blanco, la Parranda de Manacanabo, la Parranda de Manaquitas y la 17 de Mayo, en Yaguajay. Es cultivado, además, por sus cantadores independientes, que lo han aprendido y heredado de generaciones pasadas.
“Unos meses antes de la pandemia, en la Casa de Cultura Osvaldo Mursulí, del municipio de Sancti Spíritus, se comenzó un taller de repentismo bajo el nombre de Marcial Benítez, donde sus profesores, Merary Mangly Carrillo y Nicomedes García, enseñaban el arte de la improvisación, la escritura de la décima, los diferentes tipos de punto… Era muy lindo lo que pasaba allí cada tarde de miércoles. La COVID-19 lo interrumpió, pero sueño con retomar todo eso un día”.
¿Cree que el punto espirituano pudiera peligrar en el futuro?
“Sí puede peligrar, porque su difusión es pobre. Los resultados y proyectos mayoritarios han sido aislados de las instituciones culturales. Existe un público que no conoce la existencia de nuestras tradiciones, un grupo etario grande, que no podrá defenderlas porque nadie defiende lo que no conoce. Se pierden oportunidades en las escuelas primarias, secundarias y hasta en los preuniversitarios. Y es que los espacios están creados y no se utilizan.
“Por otro lado, es reconfortante conocer que hay otras provincias de Cuba que tienen un fuerte movimiento cultural alrededor del punto cubano, como es el caso de Mayabeque”.
Y mientras Saylí Alba Álvarez disfruta de este premio de la Academia de Ciencias de Cuba 2020 junto a la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez seguirá defendiendo el punto espirituano, esa práctica antiquísima que desde principios del siglo XX ha sido abordada por autores del territorio para enaltecer esa belleza musical, única de la ciudad del Yayabo.