García Márquez dijo que, para 1963, “el bloqueo era entonces una realidad ineludible que había de contaminar hasta las grietas más recónditas de la vida cotidiana y apresurar los nuevos rumbos irreversibles de la historia de Cuba”. Y sin embargo –escribió Galeano– a Cuba “no le perdonan que siga estando, que maltrecha y todo siga siendo”.