En medio de la insuficiente producción de vacunas en el mundo para enfrentar la pandemia de COVID-19, las esperanzas de inmunización para muchas personas han sufrido un duro golpe, al conocerse que la FDA ha ordenado destruir unos 60 millones de dosis de la vacuna anti COVID-19 producida por la farmacéutica Johnson & Johnson debido a un problema en la fábrica encargada de producir el biológico.
De acuerdo con la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en ingles), la fábrica de Emergent BioSolutions, ubicada en Baltimore y productora de las vacunas de J&J y de Astrazeneca, pudo no haber seguido los protocolos de calidad que garantizan su eficacia ante el virus.
En febrero, los trabajadores de una fábrica de Emergent BioSolutions, una empresa de biotecnología conocida por producir también vacunas contra el ántrax, sin saberlo, contaminaron aproximadamente 15 millones de dosis de la vacuna Johnson & Johnson con AstraZeneca, arruinando permanentemente el lote.
Más de 100 millones de dosis de Johnson & Johnson y al menos 70 millones de dosis de AstraZeneca se suspendieron después de que Emergent descubriera en marzo que sus trabajadores habían contaminado un lote de la vacuna de Johnson & Johnson con un ingrediente clave utilizado para producir AstraZeneca. Luego, los funcionarios federales ordenaron a la planta que detuviera la producción, despojaron a Emergent de su responsabilidad de producir la vacuna de AstraZeneca e instruyeron a Johnson & Johnson a afirmar el control directo sobre la fabricación de su vacuna allí, reveló The New York Times.
Emergent Biosolutions también tiene un historial de problemas de control de calidad y una vez fue citado por la Administración de Alimentos y Medicamentos por una serie de problemas, incluidos el moho y los viales agrietados, informó hace un tiempo Associated Press .
La compañía firmó un contrato de cinco años con J&J, de los cuales los dos primeros años del acuerdo fueron valorados en 480 millones de dólares, según Emergent Biosolutions.
La vacuna de J&J sólo necesita de una dosis para provocar la inmunización de las personas, según el protocolo aprobado. El antídoto ha sufrido otros percances por algunos episodios de trombosis detectados tras su aplicación en algunas personas en EE.UU