La luz fría y característica de las luciérnagas es producto de una reacción bioquímica que se da en sus linternas abdominales. Sin embargo, este fulgor se ha retirado de diversos espacios en los que antaño encendieron la noche. Ya sea por la pérdida del hábitat o el uso de pesticidas, el número de luciérnagas ha caído dramáticamente de hace un par de décadas.