Cuba importa la mayor parte de las láminas de cedro utilizadas en las cajas de tabaco de exportación, una realidad que comienza a vislumbrar cambios con la fabricación en Cabaiguán de ese aditamento en virtud de la integración entre la Empresa Agroforestal Sancti Spíritus y un trabajador por cuenta propia que ideó la máquina capaz de extraer las finas hojas al bolo de madera.
Pareciera un asunto contradictorio de cara a la eterna necesidad de madera para escaparates y muebles; sin embargo, el hecho apunta al mismo corazón de la economía cuando se conoce que todos los años Cuba adquiere en el mercado exterior alrededor de 3 millones de láminas a un costo cercano a los 900 000 dólares, precisó a Escambray Noel Carballo director general de la entidad forestal que suministra el cedro desde los bosques espirituanos para dicho encadenamiento productivo.
El actor principal de la novedosa iniciativa es Alexis Concepción Santos, un tornero innovador que hace alrededor de 20 años incursionó en la primera máquina pequeña con ideas de producir láminas de cualquier residuo de madera para uso en la artesanía; innovación que progresó en el tiempo hasta sumarse su empleo también en las cajas de tabaco para la exportación.
“Tenemos una experiencia, no solo en laminar, sino de hacer las máquinas para ese proceso y también un estudio amplio de todos los tipos de madera porque en Cuba más del 60 por ciento no son laminables, entonces hicimos la tecnología adecuada al tipo de madera que podemos utilizar para extraer esas finas piezas que tienen varios usos, además del tabaco, por ejemplo, en el plywood, algo en lo que estamos incursionando”, explicó Concepción Santos.
“Comprobada la utilidad del proyecto —añadió— le hicimos una oferta a la Empresa Nacional de Envases radicada en La Habana, y bajo un proceso riguroso de selecciones y calidades logramos que nos aprobaran una producción para lo que resta de año de medio millón de láminas de cedro, que es la madera que le da características organolépticas al tabaco.
“Una vez extraído en la máquina, el rollo de lámina pasa a una fase, colgada en secciones, de secado natural de un día para otro, donde interviene un equipo de calefacción que incorpora o disminuye la humedad relativa en la cámara de secado; luego va a un proceso de prensado y reposo donde se estira o plancha, después se recorta la pieza en la guillotina según la vitola solicitada, vuelve a pasar por la prensa y queda lista para su uso”.
La rigurosidad del proceso casi se vuelve una exquisitez, al extremo de que como parte del encadenamiento contempla que el trabajador por cuenta propia intervenga hasta en la selección de la madera en pleno bosque. “Para que este proyecto dé el máximo de rendimiento hay que seguir el cedro desde el bosque hasta el último proceso, asegurar que la madera reúna las condiciones óptimas, y un metro de madera rolliza o redonda da un metro cúbico de láminas; después lleva un proceso de selección, porque la parte blanca no se utiliza para el tabaco, pero sirve en la artesanía”, explicó Alexis.
Hasta ahora han hecho comprobaciones “y la calidad de esta lámina está por encima de las importadas, ya la Empresa Nacional de Envases aprobó nuestra producción, tenemos un contrato firmado; esto es ganancia para todos, para nosotros los productores y para el país que ahorrará divisas”, acotó.
